Cinco pasos para formar creencias irracionales

"Se necesitan dos para decir la verdad: uno para hablar y otro para escuchar". – Henry David Thoreau

La creencia se puede definir como la convicción mental en la verdad (Halligan, 2007). Las creencias definen cómo vemos el mundo y guiamos nuestras acciones y juicios. Por ejemplo, las personas que creen que el éxito no es accidental están motivados para hacer lo mejor que puedan. Las personas deprimidas creen que son impotentes y no tienen poder sobre los acontecimientos en sus propias vidas.

Muchas de nuestras creencias son inconscientes y se forman automáticamente. Solo podemos ser conscientes de nuestra creencia cuando se nos pide que reflexionemos sobre ella. Entonces, cuando hay una diferencia entre las declaraciones verbales de una persona y las conductas reales, es probable que sus creencias guíen sus acciones.

Lo que creemos también está profundamente influenciado por las creencias de las personas que nos rodean y la cultura en la que vivimos. De hecho, muchas de nuestras creencias básicas se adquieren de las personas con las que estábamos más cerca (Krueger, 2013).

Lo siguiente describe cinco pasos involucrados en la formación de creencias (Connors & Halligan, 2014).

1. Tratar con situaciones y personas desconocidas. El primer paso involucra cuando uno se enfrenta a una experiencia inusual, que no coincide con las expectativas y los sistemas de creencias actuales de una persona. Por ejemplo, interactuando con otras personas, o leyendo libros y periódicos.

2. Buscar significado. La nueva experiencia incita al individuo a explicar lo nuevo dentro de las creencias actuales. La búsqueda de significado se guía dentro de la restricción de evitar la incomodidad mental. Cuando una observación parece ser altamente compatible con las creencias actuales, simplemente puede aceptarse como verdadera. Por ejemplo, aquellas creencias que ofrecen seguridad y autoestima pueden ser favorecidas.

3. Evaluación. El tercer paso implica la evaluación de las creencias en competencia. En su mayor parte, es probable que haya una tendencia a proteger las creencias existentes para mantener la coherencia. Por ejemplo, las personas tienden a buscar información confirmatoria que respalde su creencia, pero descuidan la información que contradice su posición. Una persona con baja autoestima es muy sensible a ser ignorada por otras personas, y constantemente monitorean en busca de signos de que a la gente no les guste. Como resultado de estos prejuicios, las personas pueden aceptar y retener creencias incorrectas sin evidencia suficiente.

4. Aceptando la creencia. Las creencias que sobreviven al escrutinio se convierten en creencias aceptadas. La creencia aceptada guía el cambio de comportamiento posterior de una persona y sus respuestas emocionales. Las creencias recién formadas probablemente se mantendrán relativamente estables a lo largo del tiempo.

5. Consecuencias. Las nuevas creencias moldearán la percepción, la memoria y la acción de la persona. La nueva creencia puede limitar lo que otras creencias pueden ser aceptadas. Cuando entra una nueva información, se juzga en contra de estas creencias actuales antes de que la mente decida si debe incluirse o no.

En suma

La mayoría de nuestras creencias fundamentales sobre el mundo no se basan en elecciones racionales y conscientes. Muchos de nuestros objetivos y acciones están guiados por las creencias falsas que hemos formado. Por lo tanto, es importante reconocer el sistema de creencias que tendemos a utilizar en nuestra vida y, a menudo, cuestionarlas. Esta no es una tarea fácil. Pero podemos mejorar con la práctica.