Cómo enfrentar el sufrimiento

Ayer, después de haber oído hablar de los acontecimientos en París, los asesinatos de periodistas inocentes, policías, jóvenes judíos, estaba mirando a través de mi librero en busca de algo edificante. Encontré las memorias de campo de concentración de Victor Frankl, "La búsqueda del hombre por el significado". Debí leerlo hace muchos años, y tal vez el destino quiso que lo leyera nuevamente, pero lo encontré en mis manos y comencé a leer y me encontré inmerso ( logrando quemar el chile que me quedaba en la estufa!)

La lectura me pareció muy útil ya que el trabajo a menudo es cuando es muy reflexivo, perspicaz y extremadamente triste. A veces uno lee a Dostoievski, a quien Frankl cita a menudo, en este sentido. Enfrentado a un sufrimiento tan terrible, los propios problemas adquieren otro matiz de significado y parecen relativamente leves en comparación.

Aquí, por supuesto, Frankl está en una buena posición para hablar creíblemente de gran valentía y de signos de humanidad en las condiciones más extremas. Él nos cuenta cómo pudo reunir a sus compañeros de sufrimiento, una noche, a pesar de sus propios sufrimientos. A su alrededor, todos morían rápidamente de inanición, el frío intenso y el duro trabajo físico. Sin embargo, les habla de lo que él llama las "comodidades más triviales". Están vivos y, por lo tanto, tienen motivos para esperar. Cita de Nietzsche diciendo: "Lo que no me mata me hace más fuerte". Habla del futuro, por sombrío que parezca. "Porque nadie sabe lo que el futuro puede traer". Sobre todo, habla de esperanza.

Uno lee alentado por lo que Primo Levi llama momentos de "respiro" cuando los reclusos a pesar de su hambre, sus pies congelados, su falta de sueño y descanso pueden disfrutar de la belleza de la naturaleza que los rodea, el cielo, el sonido de un pájaro o, en raras ocasiones, el sonido lastimero de un violín tocando una canción favorita.

Frankl escribe sobre momentos en los que puede tomar una decisión que refuerza su creencia en su propia humanidad. A pesar de que se le dio la oportunidad de abandonar el cuartel donde trabaja como médico con pacientes con tifus, en un momento dado, no dejará a sus pacientes que sufren.

Él describe momentos cuando piensa en su amada joven esposa que murió en los campos. El recuerdo de su amado y los días felices que pasaron juntos, sobre todo su amor inalterable por ella, lo sostienen en sus momentos de abyecto terror.

Por supuesto, uno lee esto para descubrir cómo él sobrevive y uno sabe que gran parte de ello se debió a la suerte y su habilidad como médico y psiquiatra. Un capo se hace amigo de él porque escucha su relato de su vida con simpatía y le da buenos consejos. Él toma varias decisiones afortunadas para no ir en transportes donde los reclusos son asesinados.

Al leer este relato como uno hace los recientes eventos en París, uno se maravilla ante la crueldad y la violencia dentro de la naturaleza humana y al mismo tiempo es sostenido por el espíritu humano al ver a esas multitudes marchando juntas y defendiéndose mutuamente en un momento de gran dolor.

Sheila Kohler es autora de muchos libros, entre ellos Becoming Jane Eyre y el reciente Dreaming for Freud.

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