La mayoría de las personas se sienten frustradas, preocupadas, molestas o desanimadas en algún momento de su día de trabajo. ¿Por qué? Debido a que no están de acuerdo con el jefe, no apoyan la sugerencia de un colega, o de otra manera poseen puntos de vista diferentes de la mayoría vocal. Y, sin embargo, casi ninguno de estos empleados comparte sus opiniones de una manera que obtiene resultados. O bien se quejan porque creen que no es políticamente correcto estar en desacuerdo con la mayoría o la autoridad, o mantener sus diferentes opiniones dentro hasta que eventualmente se arruinen. Es decir, pasan del silencio a la violencia. Ninguno de los dos métodos saca a la luz una idea en la que puede formar parte de la visión colectiva, y ninguno de los dos métodos ayuda a mejorar las condiciones o relaciones de trabajo.
¿Por qué rutinariamente pasamos del silencio a la violencia? Vamos al silencio porque tememos las conversaciones cruciales. Estas son interacciones en las que hay mucho en juego, las opiniones difieren y las emociones son fuertes. Les tememos porque nuestra experiencia pasada nos ha enseñado que si somos tanto emocionales como honestos, es probable que sucedan cosas malas. Entonces vamos al silencio. Es mejor dejar que otra persona diga lo que piensa y arriesgar nuestra propia reputación.
Vamos a la violencia porque somos muy poco hábiles para mantener conversaciones cruciales. Si bien la investigación muestra que la capacidad de mantener conversaciones cruciales es la clave de la influencia, la efectividad laboral y hasta el éxito conyugal, la mayoría de nosotros tenemos poca o ninguna capacitación formal sobre el tema. Desafortunadamente, hemos desarrollado nuestro estilo actual observando a nuestros padres, amigos y ex jefes. Cuando decidimos hablar, inevitablemente recurrimos a las habilidades mediocres ejemplificadas por estos modelos y terminamos usando el sarcasmo, el humor cáustico, los viajes de culpa, las tácticas de debate y otras formas de violencia verbal. Eventualmente notamos que estamos en problemas por haber dicho algo y nos retiramos al silencio. Pasamos del silencio a la violencia y regresamos, y no es agradable.
La buena noticia es que no tiene por qué ser así. Cuando empleamos las habilidades de las conversaciones cruciales podemos elevar nuestra capacidad para influir en las decisiones, mejorar las relaciones y expresar nuestras opiniones de una manera que se escuche. Use los siguientes consejos para aumentar sus habilidades: