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Como cuidador, pasa la mayor parte del tiempo pensando y actuando por los demás. Esto hace que sea difícil volver a poner el foco en ti. Incluso puede sentirse egoísta. Sin embargo, el autocuidado es fundamental para sobrevivir y aún más para prosperar. Cada vez que vuelas en un avión, se te dice que te pongas tu propia máscara de oxígeno antes de ayudar a otros con la de ellos. Cuando eres tu mejor yo, puedes compartir eso con tu familia.
Encontrar el equilibrio durante una crisis
En las primeras fases del cuidado, siempre puede sentirse apurado. Los cuidadores familiares de seres queridos gravemente heridos, enfermos o lesionados pueden incluso sentirse culpables por abandonar la habitación o tomarse 30 minutos para ir a la tienda de comestibles.
Ante una crisis, es importante que se dé permiso para salir del hospital o centro de rehabilitación durante 15 minutos para tomar un poco de aire, ir a casa y ducharse, tener una comida ininterrumpida sin tener que regresar al hospital. Este tipo de cuidado personal en el momento lo mantendrá saludable y listo para el largo plazo.
Más tarde, a medida que parte del dolor y la pérdida se acumulan, el equilibrio es igualmente importante para evitar que los sentimientos de depresión se arraiguen. Los cuidadores a menudo se sienten atrapados en el “modo de crisis”: se ocupan de una cosa tras otra, siempre esperando a ver qué viene después. Romper el ciclo de urgencia constante puede permitir nuevas rutinas.
Equilibrar su trabajo y responsabilidades con un poco de “tiempo” es importante. Los pasatiempos pueden ayudar. Encuentre actividades que sean divertidas y gratificantes para que quiera hacerlas regularmente. Pueden ser desde caminar con amigos y jugar con sus hijos hasta llevar a su perro a pasear, practicar un deporte de equipo o hacer picnics. Intente unirse a un club u organización basada en la fe, ofrecerse como voluntario en su comunidad o aprender una nueva habilidad o oficio. Vivir una vida equilibrada puede ayudar a prevenir los sentimientos de agotamiento.
Enfócate en el amor y el perdón, y comienza contigo mismo. Si no te amas y te perdonas, es difícil inspirar, motivar y animar a los demás.
Las técnicas de meditación, como la meditación de la bondad amorosa, pueden ayudar a abordar la ira y el dolor emocional. Es una práctica que se utiliza para abordar sentimientos como la vergüenza, la culpa, el miedo, el dolor crónico, la falta de sentido de apoyo y las dificultades con otras personas.
Administre su tiempo con usted mismo en mente
El primer consejo para terminar su lista de tareas pendientes puede ser sorprendente. Tomar una siesta, meditar, salir a caminar. Tomarse 20 minutos para practicar el cuidado personal lo hace más productivo y capaz de hacer todo lo demás. Cuando se siente bien en mente, cuerpo y espíritu, es un mejor cuidador.
Con esto en mente, mueva su propio cuidado físico y mental hacia arriba en la lista de prioridades y obtenga ayuda con o libere algunos de los otros elementos.
Consejos adicionales incluyen:
No te olvides de respirar
Los cuidadores viven vidas de alto estrés. Al parecer, las actividades cotidianas alimentan la ansiedad y el miedo. Un teléfono que suena puede provocar sentimientos de pánico. Revisar a tu guerrero herido en la mañana puede comenzar una serie de “qué pasaría si”.
Varias técnicas de respiración y aplicaciones móviles pueden enseñarle a usar la respiración para calmarse. La respiración provoca cambios en el sistema nervioso del cuerpo que lo ayudan a controlar mejor el estrés. Se ha encontrado que las técnicas de respiración profunda ayudan a reducir los sentimientos de ansiedad y estrés en los miembros del servicio con estrés postraumático y mejoran el rendimiento en el personal de emergencia.
Ponga una mano sobre su pecho y otra sobre su estómago. Al inhalar y exhalar, su estómago debe subir y bajar. Si no, su respiración puede ser demasiado superficial.
Tratar con conductas poco saludables
Seamos realistas, todos hacemos cosas que sabemos que no son saludables. Lo importante es que estos comportamientos no se conviertan en hábitos. Una vez que lo hacen, son muy difíciles de romper y, a veces, requieren ayuda profesional. Los grupos pueden ayudarlo a usted: su iglesia, centro comunitario, médico y grupos de apoyo en línea. Lo importante es desarrollar conciencia de sus comportamientos y buscar ayuda. Si usted es una persona muy privada que no está dispuesta a compartir problemas personales, lo más difícil es dar el primer paso para buscar ayuda. Tal vez tener a alguien en quien confíes te lo facilitará. Use sus relaciones sanas para encontrar apoyo para manejar conductas poco saludables antes de que se conviertan en un hábito. Rompe malos hábitos para que no se conviertan en adicciones. Encuentra hábitos saludables para llenar el vacío que queda al terminar con los malos hábitos.
Practique un estilo de vida saludable estableciendo sus metas de cuidado personal
Los comportamientos saludables pueden mejorar su bienestar. Previenen y tratan las enfermedades. Hacer una buena elección de alimentos, hacer ejercicio, sobrellevar el estrés y evitar comportamientos poco saludables es importante para la salud y el bienestar de por vida. Piénsalo. ¿Cuál es un comportamiento saludable que le gustaría agregar a su vida?
Para más información, lea The Caregiver’s Companion: una guía para el cuidador para el cuidado personal.