Comportamiento de “mala elección” o diagnóstico subyacente

Comprender la diferencia en los niños.

Es algo que los padres de niños con necesidades especiales rápidamente se cansan de escuchar: “¡Si él fuera mi hijo, simplemente le daría una bofetada y entonces ese comportamiento se detendría!” “¡El TDAH es solo una etiqueta por su mal comportamiento! ¡El verdadero problema es la falta de disciplina! ”

Es doloroso escuchar a tus padres criticados de esa manera. Es aún más doloroso escuchar las luchas de su hijo descartadas tan cruelmente. Debido a que no hay análisis de sangre o escáner cerebral para diagnósticos de salud mental y problemas de aprendizaje, algunos expertos autodenominados afirman que estos trastornos simplemente no existen.

La crianza es difícil. Es una receta ininterrumpida de culpa, y la mayoría de los padres se cuestionan a sí mismos. Lo que significa que la mayoría también se pregunta si el problema es el diagnóstico del niño o su crianza. Entonces, ¿cómo se puede diferenciar entre un problema de disciplina y un diagnóstico de salud mental? Conocer la diferencia puede ayudar a aliviar la culpabilidad de sus padres, inspirarlo a buscar ayuda para un niño con dificultades y ofrecerle la tranquilidad de que está tomando buenas decisiones de crianza.

Disipando el mito del “chico malo”

Los padres a veces se preocupan de que su hijo sea simplemente “malo” o “difícil”. Los extraños y los seres queridos bien intencionados pueden exacerbar este temor, insistiendo en que un niño es “voluntario” o manipulador. Es hora de disipar ese mito.

Los niños se comportan de la manera en que lo hacen por tres simples razones:

1. Porque disfrutan el comportamiento o lo que les proporciona. Es por eso que los niños roban galletas y tratan de quedarse hasta tarde.

2. Como una forma de comunicar algo a sus padres. Golpear a un hermano puede ser desagradable, pero también es una manera bastante clara de comunicar que el niño se siente excluido de la familia.

3. Como una reacción a sus propias emociones. Un niño que yace en la cama llorando no está siendo manipulador. Está tratando de manejar su propio miedo, enojo o soledad.

Entonces, ya sea que un niño tenga un diagnóstico de salud mental o no, su comportamiento ocurre por alguna razón. Tu hijo no está mal. No eres un mal padre De hecho, una de las formas más simples de discernir la diferencia entre un niño con problemas de conducta y un niño con un diagnóstico es observar el comportamiento del niño en el contexto de su entorno. Pregúntese:

· ¿Tiene sentido este comportamiento a la luz del entorno del niño?

· ¿Mi hijo está tratando de comunicar algo?

· ¿Es este comportamiento una forma de que mi hijo maneje sus sentimientos?

El comportamiento que tiene sentido cuando se consideran las cosas desde la perspectiva de un niño generalmente es solo una molestia temporal, no el síntoma de un diagnóstico, y ciertamente no una señal de que su hijo es “malo”. La clave aquí es encontrar formas de ajustar la vida y ambiente para minimizar la ocurrencia del comportamiento problemático.

¿Qué es ‘Normal’ y qué no?

¿No está seguro de si el comportamiento de su hijo es el producto de su entorno o el producto de un diagnóstico? El siguiente paso es aprender todo lo que pueda sobre el comportamiento típico del desarrollo. Los niños hacen cosas extrañas. Mentir, por ejemplo, es normal durante la mayor parte de la infancia, ya que es una obsesión con las funciones del baño y la dificultad con el control de los impulsos.

Hable con amigos sobre la forma en que se comportan sus hijos. Mire lo que el maestro de su hijo espera. Si el comportamiento de su hijo es sustancialmente similar al comportamiento de sus compañeros, probablemente no se deba a un diagnóstico. Tenga en cuenta, por supuesto, que todos los niños son únicos y que cada niño desarrolla su propio horario. Algunas pequeñas diferencias entre los niños no hacen un diagnóstico.

El papel de la visión experta

Si tuviera una extraña mola creciendo en su piel, le preguntaría a un dermatólogo si le parecía sospechoso. La misma estrategia ayuda cuando no está seguro de qué hacer con el comportamiento de su hijo. Un experto puede decirle lo que es normal y lo que no. Así que considere trabajar con un conductista infantil, un terapeuta o el pediatra de su hijo. Las siguientes estrategias también pueden ayudar:

· Hable con el maestro de su hijo sobre las expectativas del aula. ¿Su hijo cumple con esas expectativas? ¿Cómo se relaciona su comportamiento con el comportamiento de los compañeros de clase?

· Pregúntele al pediatra de su niño qué etapas del comportamiento debe cumplir su hijo. ¿Es realista esperar que su hijo se quede quieto, que comunique sus sentimientos o duerma toda la noche? De lo contrario, ¿debería hablar con alguien sobre las preocupaciones de su hijo?

· Observe los hitos del desarrollo para la edad de su hijo. El CDC, la Academia Estadounidense de Pediatría y las prácticas pediátricas locales son excelentes recursos. Si su hijo no cumple con los hitos del desarrollo, puede ser hora de buscar ayuda externa.

Cómo se ve un diagnóstico de salud mental

Si cree que su hijo podría tener TDAH, trastorno negativista desafiante (TND), una discapacidad de aprendizaje o un diagnóstico similar, es útil saber cómo es ese diagnóstico. Los niños reaccionan a su entorno y pueden comportarse de manera diferente en diferentes lugares. Pero en términos generales, un sello distintivo de un diagnóstico es que el comportamiento es bastante constante independientemente de las circunstancias. Un niño que lucha con la concentración en la escuela, el hogar y en la práctica deportiva es mucho más propenso a tener TDAH que un niño que es salvaje en casa pero tranquilo en la escuela.

Algunas otras características de un niño con un diagnóstico incluyen:

· Su hijo puede parecer frustrado por su propio comportamiento o consciente de que su comportamiento es inusual.

· Su hijo podría tener problemas para llevarse bien con otros niños, porque esos niños ven el comportamiento del niño como inusual.

· Su hijo empeora con el castigo, y cambiar la forma en que disciplina a su hijo no funciona.

La única manera de saberlo con certeza es hablar con un profesional. Su pediatra puede derivarlo a un psiquiatra o psicólogo infantil que determinará las mejores estrategias para apoyar a su hijo.