Cuando la vida puede abrirse

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Fuente: htmlgiant.com

A menudo romantizo la escena de Paris Café de 1940, vestida de negro, escuchando jazz y discutiendo asuntos existenciales. Por el contrario, ahora estoy en el Capital One Café con una copia de "At the Existentialist Café" de Sara Bakewell, que reflexiona sobre las ideas de Camus, Sartre y De Beauvoir.

Los existencialistas, como humanistas, argumentan que los seres humanos son únicos ya que tenemos la opción de nuestras acciones. En otras palabras, en la vida diaria, uno continúa desarrollándose o creándose a sí mismo dependiendo de las acciones, pensamientos o actividades de elección. Sartre argumentó que "él (el hombre) debe constantemente inventar su propio camino". Las acciones que tomamos son importantes ya que nos llevan a tomar decisiones sobre la vida. Estas acciones, sin embargo, también deberían incluir asegurarse de que otros grupos tengan la opción de vivir libremente también, abordando los desafíos sociales y promoviendo la justicia social.

Los existencialistas ven la ansiedad y la desesperación como parte de la condición humana y reflejan cómo estamos situados en el mundo. La vida no está pensada para ser vivida en la evitación de estas condiciones humanas, sino más bien en la conciencia de que son parte de nuestra experiencia. Como practicante de salud mental, me gusta la idea de que la gente entienda que experimentamos altibajos en la vida y que las bajas no son patológicas en sí mismas. Sin embargo, cuando las bajas son dañinas para uno mismo (u otros) y alteran la calidad de vida, puede tratarse de un trastorno que necesita tratamiento.

Más que nada, los existencialistas reconocieron que no importa lo que uno haga en la vida, todos enfrentamos nuestra propia mortalidad. Por lo tanto, la mejor forma de vivir la vida es abrazarla con profundidad y honestidad. Esto significa definir los propios valores, compromisos, actitudes, creencias y asumir la responsabilidad del mundo en el que vivimos. En cambio, argumentó Sartre, a menudo nos involucramos en distracciones, para lo cual el siglo XXI proporciona una cantidad abundante. Si bien estas distracciones pueden hacer que la vida sea menos dolorosa a veces, también puede alejarnos de la "autenticidad" de la vida. Sartre reconoce que esta forma de vida es "aterradora, pero estimulante forma de ser".