Cuánto mejor sería la vida sin emociones

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A menudo me imagino cuánto más fácil sería mi vida si no tuviera sentimientos. No me enojaría cada vez que me enteraran de otro tiroteo masivo en las noticias; No me enojaría tanto cuando me enfrentara a la ignorancia o la injusticia social; No perdería el sueño preocupándome por mi plan de negocios; No me sentiría amenazado por mis colegas que buscan la misma promoción que yo; Podría expresar mis opiniones sin temor a las críticas; Vencería fácilmente mi timidez durante los eventos de networking; Podría decir: "Estaba equivocado", sin sudar de vergüenza; ¡No me aburriría durante las largas reuniones, y no me habría entusiasmado tanto con la nueva temporada de Game of Thrones y no le hubiera dado prioridad a esta publicación de blog! Todas mis decisiones se basarían en la precisión lógica y matemática y todas mis acciones estarían de acuerdo con un plan bien elaborado.

Por desgracia, venimos equipados con emociones. Y eso hace la vida desordenada. A pesar de la gran cantidad de bienes inmuebles que nuestros lóbulos frontales ocupan en nuestros cerebros, los centros emocionales permanecen tan activos y tan fuertes como siempre. Tienen sus tentáculos unidos a casi todas las actividades humanas. Ellos son la causa de muchos placeres y muchos dolores. Influyen en nuestras decisiones, dan forma a nuestras personalidades, determinan el tamaño de nuestras redes sociales, afectan la calidad de nuestras vidas, y cuando se dejan sin supervisión causan problemas. Ya sean positivas o negativas, las emociones intensas pueden causar mucho sufrimiento a muchas personas y pueden llevar a una variedad de acciones autodestructivas. Pero, ¿cuántas personas pueden afirmar que son realmente buenas para operar esta parte de nuestra maquinaria mental?

Las emociones han sido el tema de muchos libros y programas de autoayuda. Una buena parte de estos recursos se centra en cómo tratar emociones específicas. Los temas populares incluyen: cómo vencer el miedo, cómo manejar la ira o cómo superar la depresión. También hay recursos que se enfocan en el lado positivo de las emociones y prometen enseñarle a ser eternamente feliz. El problema con este tipo de enfoque de dividir y vencer, sin embargo, es que ve cada emoción de forma aislada, como si esa emoción específica existiera en una parte separada del cerebro, en su propio capullo dentro de los pliegues de la corteza cerebral. . Y después de obtener control sobre dicha emoción, ya no tendrá que preocuparse por eso. Puedes continuar con tu vida o puedes elegir otro libro para aprender a controlar la próxima emoción que te está haciendo la vida difícil.

Conquistar el miedo, controlar la ira y superar la depresión son objetivos muy importantes para muchas personas. Estas emociones pueden causar muchos problemas y aprender habilidades para lidiar con ellas de manera más efectiva puede ser extremadamente útil.

Pero en lugar de tener que empezar de cero y aprender una nueva receta para cada emoción, hay una habilidad mental que se aplica a todas las emociones. Esta habilidad mental tiene el papel de supervisor en una amplia gama de estados emocionales. Nos permite usar nuestras emociones de manera más efectiva. Para usarlos para comprender lo que está sucediendo en nuestro entorno. Para medir cuán lejos o cerca estamos de lograr nuestros objetivos. Para resolver problemas complejos de la vida. Para conectarse con otras personas. Para evitar el riesgo Para sentirse más empoderado. Para experimentar más alegría. La importante habilidad a la que me refiero es la regulación de las emociones.

La regulación de las emociones es la capacidad de controlar, evaluar y modificar nuestras reacciones emocionales. No es manejo de la ira. No es miedo al desacondicionamiento. No es un pensamiento positivo. No es meditación de atención plena. Es todo eso juntos y más. Es la capacidad que hace posible elegir cómo te quieres sentir en el momento, en función de las circunstancias y tus objetivos. La regulación de las emociones es la habilidad mental que subyace a la inteligencia emocional. La regulación de las emociones significa que tienes miedo cuando necesitas estar asustado, y eres valiente cuando necesitas ser valiente. También significa que en ambos casos, lo más probable es que hagas lo que mejor sirva a tu objetivo y te lleve al mejor resultado posible. La regulación de las emociones puede conducir a decisiones más seguras, acciones más efectivas y un estado de ánimo más tranquilo. Con todo, la regulación de las emociones puede desempeñar un papel importante para tener una vida plena y equilibrada.

¿Cómo mejoramos? ¿Cómo nos convertimos en maestros de la gestión de nuestro propio cableado emocional? Al ser una habilidad mental, la regulación de las emociones se puede fortalecer de la misma manera que fortalecemos nuestras otras habilidades mentales. A través del entrenamiento y la práctica.

Los psicólogos han comenzado a desarrollar y probar diferentes enfoques y técnicas para mejorar la regulación de las emociones en diferentes poblaciones. Y ahora hay evidencia que apoya la utilidad de la regulación de las emociones para reducir el estrés y la ansiedad, mejorar el bienestar y facilitar la búsqueda de objetivos.

Por mucho que quiera imaginar que la vida sin emociones sería más fácil, la verdad es que las emociones son lo que somos y que al saber cómo leerlas y usarlas, ciertamente podemos mejorar nuestras vidas.