El calentamiento global recibe ayuda del clima

La política, la ciencia y el PR

Las recientes inundaciones en Pakistán, la sequía en Rusia, el deshielo de los glaciares y las temperaturas récord en Nueva York están trayendo a casa la amenaza real del calentamiento global. Las condiciones climáticas extremas están convenciendo a la gente de que el problema es real.

Pero el caso del calentamiento global implica un análisis sofisticado de los promedios y las tendencias estadísticas, por lo que hay diferentes medidas, diferentes teorías y un considerable margen de debate. La evidencia es convergente, y el consenso ahora parece bastante firme. Personalmente, estoy convencido de mí mismo. Sin embargo, la ciencia es abstracta, hipotética, mientras que el clima real es siempre local e inmediato. Es difícil para la mayoría de la gente creer en la realidad del calentamiento global en medio de una tormenta de nieve.

Así que esta avalancha de clima extremo está teniendo el afortunado efecto secundario de convertir a los escépticos en verdaderos creyentes. Como señaló The New York Times la semana pasada, incluso los científicos del clima señalan que el clima siempre ha sido variado y a menudo impredecible: "los promedios no necesariamente hacen más fácil vincular eventos climáticos específicos, como una inundación o un huracán o una ola de calor cambiar. "Eso hace que sea más fácil no creer lo que no queremos creer.

En Rusia, desde hace mucho tiempo escépticos sobre el tema, la sequía y la ola de calor han provocado un cambio dramático en la opinión pública. "Todos hablan del cambio climático ahora", dijo el presidente Dmitri A. Medvedev a principios de este mes. "Desafortunadamente, lo que está sucediendo ahora en nuestras regiones centrales es evidencia de este cambio climático global, porque nunca en nuestra historia enfrentamos tales condiciones climáticas en el pasado". (Véase, "En el caos climático, un caso de calentamiento global". )

Esto deja en claro que se necesita más que un buen argumento para hacernos cambiar de opinión. Tendemos a seguir creyendo en lo que siempre hemos creído, en lo que queremos creer, en lo que nos conviene creer, es decir, hasta que algo nos desaloje de nuestros hábitos. La lógica y la ciencia no tienen tanto peso en la mente como experiencias incómodas y amenazantes.

En la campaña de relaciones públicas en curso para lograr que reformulemos nuestros hábitos contaminantes, necesitamos libros y artículos, testimonios en el Congreso y películas como Una verdad incómoda de Al Gore. Pero, es triste decirlo, nada funcionará tan bien como un desastre para que nos sentemos y nos demos cuenta.

El truco será mantener nuestra memoria de estos desastres vivos y frescos.