El pensamiento criminal en los extremos

¡El criminal no sabe qué es la moderación! En su pensamiento y comportamiento, con mayor frecuencia que no va a los extremos. Es fundamental comprender este aspecto de su composición psicológica. De lo contrario, puede poner en peligro a una persona que entrevista, intenta asesorar o interactúa de otro modo con un delincuente.

En su opinión, el criminal debe ser el número uno o de lo contrario no cuenta para nada, una situación intolerable. Puedes ver esto incluso cuando es un niño. Si otros no siguen sus reglas, se niega a jugar en absoluto. Si él no es reconocido como el mejor en cualquier esfuerzo que le importa a él – por ejemplo, deportes, académicos – entonces no vale la pena hacerlo. Incluso en una tarea humilde en la prisión, como pulir un piso, debe brillar. Si alguien lo pisa antes de que haya completado el trabajo, se pone furioso. Él es indiscriminado en esta visión de que todo lo que hace debe ser superior y reconocido como tal por los demás. Todo tiene la misma importancia. Esto no es una búsqueda de la excelencia sino el resultado de sus propias pretensiones.

El criminal exige que otros lo reconozcan como "número uno" en lo que respecta al trabajo. Si ingresa en un restaurante en busca de trabajo, cree que debe ser el gerente, no un "lacayo" que debe realizar tareas que él considera inferiores a él.

Incluso en las interacciones más pequeñas, el criminal está decidido a prevalecer. Por lo tanto, él no sabe lo que implica una discusión. Él insiste en probar su punto, sin intercambiar puntos de vista. Solo lo que piensa y dice importa. Otros discrepantes con él los interpreta como amenazantes, incluso en un punto trivial.

Las personas son para él o contra él. No hay intermedios. Si no aceptas lo que quiere, apoyas su posición, estás de acuerdo con lo que está diciendo, él te ignorará, intentará golpearte verbalmente o, en el peor de los casos, atacarte físicamente.

Claramente, esta visión en blanco y negro del mundo conduce a que las expectativas de un criminal sean constantemente frustradas. Constantemente, él está percibiendo que ha sido abatido o disminuido por otros incluso cuando no se pretende ofender. Este es un factor en la ira constante que experimenta el delincuente porque con frecuencia no recibe la respuesta de los demás que desea y cree que le corresponde.