El perfeccionismo como un obstáculo a la productividad

Lejos de ser un motivador para la productividad, el perfeccionismo (o más precisamente, los subproductos de la misma) puede ser un patrón debilitante que inhibe el funcionamiento saludable.

A pesar de que ha impulsado muchas de las grandes hazañas del arte, la ciencia y los deportes, ha llevado a muchos otros a la distracción y ha dado lugar a importantes problemas con los proyectos de inicio y finalización. Uno de los principales obstáculos a la productividad creados por los perfeccionistas es la tendencia a posponer las cosas.

Mientras que la procrastinación a menudo se confunde con la pereza simple, a veces es el subproducto del perfeccionismo. La desalentadora naturaleza de la meta irreal de la perfección puede ser tan intimidante que conduzca a un miedo paralizante de comenzar. Esto es particularmente cierto cuando la propia autoestima está estrechamente vinculada (o contingente) al éxito.

Esta tendencia de los perfeccionistas a unir su sentido del valor al éxito de un proyecto puede ser un factor principal de procrastinación. Es ese miedo al fracaso (y el aplastamiento del ego que inevitablemente resultaría) que es una poderosa motivación para evitar la situación por completo.

No alcanzar metas irrazonables muchas veces puede llevar a una especie de impotencia aprendida, es decir, "no importa lo que haga, nunca es lo suficientemente bueno". Sigue el empoderamiento, que es otro clavo importante en el ataúd de la productividad, no el perfeccionismo por se.

La mejor manera de luchar contra este patrón de negatividad que se autorrefuerza es, por supuesto, diluir el perfeccionismo y, por lo tanto, sus efectos secundarios no deseados. ¿Cómo? Es simple: Primero, intente comenzar cualquier proyecto con un plan lo suficientemente bueno y un conjunto de habilidades lo suficientemente bueno. Recuérdese que siempre puede ajustar su plan a medida que avanza, y que siempre puede encontrar una solución alternativa o un borrador de ayuda cuando está por encima de su cabeza.

Lo importante es comenzar, dando los primeros pasos del viaje. Solo entonces puedes desarrollar un impulso que pueda llevarte. Recuerde la regla de gravedad newtoniana que, "un objeto en reposo tiende a permanecer en reposo". Esto puede ayudar a romper la barrera helada de ansiedad que causa la postergación.

Segundo, desacopla tu desempeño de tu sentido de autoestima. Uno no es dependiente del otro, y castigarse a sí mismo por no cumplir con un objetivo poco realista es simplemente contraproducente. Hablarte de una autoimagen muy negativa mientras te castigas es peligroso. Tome una visión más integral de usted y su papel en la vida. La perspectiva es la clave.

Todo esto es más fácil decirlo que hacerlo, y la terapia puede ayudar.

Con estos pasos iniciales, puede comenzar a manejar mejor los problemas de ansiedad e inseguridad que conducen a la postergación y la autoestima negativa, los subproductos insidiosos del perfeccionismo.