Establezca expectativas claras (luego descállese secretamente)

 

Me recuerda una broma que escuché de un colega: un médico estaba en el automóvil con su hija de 4 años. En el camino a la escuela preescolar, la niña recogió el estetoscopio de su madre, que había estado en el asiento del automóvil. Encantada, y llena de esperanzas y expectativas, la madre pensó: "¡Oh, qué dulce, ella quiere ser como yo!". Luego, la niña habló por el estetoscopio y dijo: "Bienvenido a McDonald's. ¿Puedo tomar su orden?"

Hay dos tipos de expectativas que los padres a menudo están enfrentando: una es el conjunto interno de expectativas que los padres tienen sobre sus hijos; y el segundo tiene que ver con los externos que los adolescentes, al menos en teoría, deberían conocer y comprender.

Raramente he encontrado padres con bebés o niños pequeños, que hablan de la posibilidad de que su hijo se convierta en algo más que sus expectativas positivas (y nunca escuché a un padre especulando acerca de que un niño se convierta en un delincuente o un adicto). En cambio, aprovechando el poder de las ilusiones positivas, los padres esperan, sueñan y fantasean con que un niño se convierta en un éxito en este mundo. Es importante estar al tanto de las propias expectativas para el propio hijo, ya sea que no lo hablen o no.

Pruebe este ejercicio: escriba una lista de las esperanzas que tenía para su hijo antes de la adolescencia, y una lista de sus esperanzas ahora. Luego marque cada elemento de la lista que indique si ha compartido esto con su adolescente o si se trata de una expectativa interna. Si su hijo es más joven, o está planeando formar una familia, tenga en cuenta sus expectativas antes y después (el período de tiempo intermedio es menos importante, pero debe ser de al menos un año).

Compartiendo Expectativas

Trabajar en el intercambio de esas expectativas internas a través de la comunicación verbal directa es esencial, porque, incluso si no las compartes, los adolescentes las perciben. Cuando los niños intentan interpretar las expectativas y las esperanzas de sus padres, inevitablemente agregan sus propias ideas e intentan adivinar lo que complacerá (o alterará) a la unidad parental.

Sé consciente de las expectativas que chocan con la realidad. La flexibilidad es un concepto clave para recordar. Necesitamos establecer, responsabilizarnos y estar dispuestos a restablecer nuestras propias expectativas.

También es tremendamente importante que los padres estén conscientes del deseo quizás subconsciente de cumplir sus propios sueños y esperanzas a través de sus hijos. Esto sucede por casualidad a veces, pero, si los padres viven a través de sus hijos, no es algo que conduce a resultados prometedores y relaciones saludables.

Compartir, no imponer

Comparta sus expectativas sobre comportamientos, reglas, valores y moral con sus hijos. Digo 'compartir' en lugar de 'imponer', porque queremos modelar estos comportamientos. Rara vez un adolescente, (o cualquier otra persona para el caso), le gusta que le den conferencias o le digan qué hacer. Hágales saber a los adolescentes que esperamos que se adhieran a los comportamientos y no los rechacen por completo. Al compartir e invitar al diálogo sobre las expectativas, podemos tener claro qué conductas son, y no son, aceptables para los adolescentes.

Establecer expectativas con anticipación puede ayudar a prevenir conflictos. Cuando se establece una regla clara y luego se rompe, no hay necesidad de argumento. La expectativa fue establecida de antemano, discutida y las consecuencias establecidas.