Gracia y duelo en el día de la madre

Una breve reflexión sobre compartir y permanecer en silencio.

Hay un carácter sagrado en lágrimas. No son la marca de la debilidad, sino del poder. Ellos hablan mas elocuentemente que diez mil lenguas. Son los mensajeros de un dolor abrumador, de profunda contrición y de un amor indescriptible. -Washington Irving

Estaba haciendo ejercicio en el gimnasio, subiendo una escalera infinitamente autorrenovable. Recientemente tuve curiosidad acerca de Ram Dass, ya que un colega respetado está interesado en su trabajo. Vi que había un nuevo documental sobre él, Going Home , una exploración de la etapa final de su existencia corporal y una meditación sobre su vida y sobre la vida en general. Viviendo en felicidad y belleza en Hawai, había sufrido un derrame cerebral algunos años antes, lo que lo forzó a reducir la velocidad. Cambió a un ritmo más lento, su capacidad para hablar de forma limitada ahora, ya no dando conferencias a grandes grupos de personas en largas y arduas giras.

En el documental, él está discutiendo el accidente cerebrovascular que tuvo, y cómo le afectó. Ya no puede cuidarse más, ha llegado a apreciar la dependencia de los demás, permanece iluminado, consciente de la impermanencia de la vida y de la naturaleza ilusoria del yo. Estoy viendo mientras hace ejercicio. Estoy pensando en mi madre cuando se acerca el Día de la Madre, irónicamente al mismo tiempo que mi cumpleaños. Estoy pensando en envejecer. Estoy pensando en mantenerme saludable para mis hijos y temo que, como la de mi madre, mi propia vida se vea truncada. Es una yuxtaposición extraña.

Solía ​​resistir el dolor porque era demasiado doloroso. Ahora, con el duelo viene la paz y el alivio. El dolor es algo terrible para tratar de defenderse, pero el duelo es un proceso de crecimiento al rendirse. Y recientemente un amigo de mi juventud murió, demasiado joven, un hermoso hombre salvaje, por su propia mano. Todo esto está en mi cabeza en el alpinista, ya que hago intervalos de alta intensidad y siento que mi corazón late con fuerza en mi pecho.

Estoy viendo este video, y este hombre parece muy feliz a pesar de todo lo que ha soportado. No soy un seguidor de gurús o un creyente en fuerzas sobrenaturales, pero estoy fascinado hasta cierto punto por la psicología de la espiritualidad y la sociología del poder, y además, me hace cosquillas el uso retorcido y confuso del lenguaje característico del misticismo.

Él dice, con una sonrisa amplia y amable, mientras él está discutiendo lo que ha experimentado, “No te deseo el golpe. Pero te deseo la gracia del golpe “. Mientras lo dice, siento que las lágrimas corren a mis ojos y la emoción en mí. Estoy trabajando y llorando. Que extraño. Nadie se da cuenta.

Y eso captó de cerca mi experiencia con el dolor con el que he luchado casi toda mi vida, poniéndole palabras. Me sorprendió y perdió el equilibrio. Eso es lo que desearía para los demás, el aprendizaje que he tenido y la poca gracia que pude haber recogido, pero no el dolor de la pérdida, ni el largo sufrimiento, ni la sensación de un vacío que nunca se puede llenar, o la sensación de estar solo que nunca se puede enfrentar con la presencia de otro.