La magia de Freewriting

A menudo, como docente, les pido a mis alumnos que saquen un pedazo de papel y empiecen a escribir.

Normalmente les daré una palabra o un mensaje al principio, pero después de eso les animo a que sigan escribiendo, pluma o lápiz en papel, sin preocuparse por la gramática, la puntuación o la estructura de las oraciones, o incluso por tener sentido.

Se llama escritura libre, y es una de las herramientas más poderosas para pensar y crear.

Vivian Wagner
Fuente: Vivian Wagner

Freewriting tiene una larga historia en el mundo de la escritura y el arte. En el siglo XIX, los espiritistas y médiums afirmaron utilizar la escritura automática para conectarse con entidades invisibles, fantasmas y seres de otro mundo. Algunos escritores, como el poeta y dramaturgo irlandés William Butler Yeats, fueron influenciados por esta práctica, y la adoptaron tanto en su trabajo como en sus vidas diarias.

En el siglo XX, la escritura automática como forma de contacto con los espíritus caía fuera del favor cultural y científico, pero escritores como Dorothea Brande y Jack Kerouac revivieron la práctica, reconceptándola como una forma de conectarse con el inconsciente. En su libro Becoming a Writer (1934), Brande argumenta que tomarse treinta minutos cada día para "transportarse de vuelta al estado de interés abierto que era suyo a la edad de cinco años". Y en su "Essentials of Spontaneous Prose" ( 1958), Kerouac establece pautas, en sí mismas bastante libres, para escribir lo que sea que se le venga en la cabeza. Como él sugiere, los escritores que deseen llevar a cabo tal práctica deberían "escribir" sin conciencia "en semi-trance".

Varios escritores en las últimas décadas han descrito el poder de la escritura libre. Peter Elbow, en su Writing Without Teachers (1975), por ejemplo, describe la utilidad de la escritura libre en el aula, argumentando que el objetivo de la práctica es "escribir y no detenerse para nada". Ve rápido sin apresurarte. Nunca te detengas a mirar atrás para tachar algo, a preguntarte cómo deletrear algo, a preguntarte qué palabra o pensamiento usar, o a pensar sobre lo que estás haciendo ".

Natalie Goldberg, en su libro Writing Down the Bones: Freeing the Writer Within (1986), ha llevado la práctica de la escritura libre aún más a la corriente principal. Su primera "regla" de escritura libre es "mantener su mano en movimiento", y ella dice que el movimiento continuo es la clave para el éxito de la práctica. No vuelvas atrás y edites, ella dice. No te preocupes por la gramática y la puntuación. Y, tal vez sobre todo, "pierda el control". Goldberg argumenta que la escritura libre es una forma de ponerse en contacto con las "primeras ideas", que dice "tienen una energía tremenda". Es la forma en que la mente primero parpadea en algo. El censor interno generalmente los silencia, por lo que vivimos en el reino de los pensamientos segundo y tercero, pensamientos sobre el pensamiento, dos y tres veces eliminados de la conexión directa del primer flash nuevo ".

Finalmente, Julia Cameron, en su obra The Artist's Way: A Spiritual Path to Higher Creativity (1992), incorpora la práctica en la escritura de lo que ella llama "páginas de la mañana", que, como ella dice, son "tres páginas de escritura a mano alzada". estrictamente flujo de la conciencia. "En última instancia, argumenta, las páginas de la mañana – con escritura libre en su núcleo – forman la base para desarrollar y mejorar la práctica creativa en curso.

Me encanta escribir libremente, y además de usarlo en el aula, lo hago todos los días por mi cuenta. Encuentro que permite un flujo de ideas y pensamientos, particularmente dado que no se ve obstaculizado por las expectativas de perfección. Muy a menudo, como escritores y pensadores, creemos que lo primero que decimos debe ser perfecto y estar bien formado. Desafortunadamente, sin embargo, la creatividad simplemente no funciona de esa manera. La creatividad necesita espacio y tiempo para establecer conexiones inesperadas y ver el mundo de nuevo.

Siempre habrá tiempo más tarde para mirar hacia atrás a lo que hemos creado durante una sesión de escritura libre y darle forma significativa, útil o comercializable, pero la verdadera creatividad requiere un flujo libre de ideas. Freewriting brinda acceso sin restricciones a pensamientos y sentimientos. Nos da permiso para saltar al río y ver a dónde nos lleva.

No tenemos suficiente oportunidad en nuestra cultura para hacer este tipo de cosas. Se espera que produzcamos, pero a menudo no se nos brinda el espacio creativo que necesitamos para producir, y este espacio es vital. Es necesario. Es donde jugamos y experimentamos, donde hacemos conexiones y formamos pensamientos.

La creatividad, en resumen, sucede en el espacio liminal abierto donde no creemos que estemos trabajando. Y la escritura libre es una de las mejores formas de entrar en ese espacio mágico.