Si él lo sabía o no, Sam Levin comenzó un pequeño movimiento cuando él era un estudiante de primer año en la escuela secundaria. Cuando se quejó a su madre de que él y sus compañeros odiaban la escuela, ella respondió: "¿Por qué no haces tu propia escuela?"
Entonces lo hizo.
Como estudiante de primer año, Sam dio un pequeño paso. Según un artículo de Time , Sam lanzó "un jardín para toda la escuela que solo era cuidado por los estudiantes; algunos se levantaron temprano los sábados para trabajar con las plantas. El jardín todavía está funcionando y sirve familias necesitadas en la comunidad. Después de presenciar el compromiso que sus compañeros de clase tenían para nutrir algo que ellos mismos habían creado, Levin estaba convencido de que eran capaces de dedicar más tiempo y energía a sus estudios, "siempre y cuando lo apropien". Esta fue la única forma en que pensó que les importarían sus temas.
En Mountain Regional High School, en Massachusetts, un puñado de estudiantes ahora disfrutan lo que se llama el Proyecto Independiente. Este programa fue creado por los estudiantes como una especie de "escuela dentro de una escuela". Cada clase presenta 10 estudiantes de diversos antecedentes y niveles de GPA. Los estudiantes en el programa son supervisados por maestros, pero actúan más como entrenadores que como conferenciantes. No más de cuatro miembros de la facultad asesoran a una clase, y su función se limita a apoyar a los estudiantes y brindar asesoramiento cuando sea necesario.
Y, vaya niño, ha marcado una diferencia en el compromiso de los estudiantes.
Una de las razones por las que este proyecto funciona es que se ha agregado un componente que falta en muchos salones convencionales en nuestro sistema escolar. Otros han hecho este descubrimiento en todo el país y está transformando tanto a estudiantes como a profesores. ¿Por qué? Déjame sugerir algunas razones.
¿Ves un hilo común? Todos estos ingredientes faltantes son impulsados por movimientos correspondientes. Decisiones. Solicitud. Experiencia.
Esta investigación confirma que cuando los estudiantes asumen la responsabilidad personal de su aprendizaje, los impulsa a usar sus propios talentos para resolver problemas creativamente. El artículo de Time es correcto: este "marco de clase es similar a lo que se espera de ellos en la universidad y en la fuerza laboral, cuando tienen que tomar sus propias decisiones".
Me encanta lo que Matt Whalan, estudiante de último año de secundaria, comentó acerca de este proceso: "Algunos niños dicen: odio la ciencia o odio las matemáticas, pero lo que realmente dicen es: odio la clase de ciencias o odio la clase de matemáticas".
¿Qué pasa si cambiamos nuestra pedagogía y aseguramos que nuestros estudiantes realmente aprenden?