Lección de Liderazgo de Lady Gaga

Si consideramos que un vestido hecho de carne es una declaración de moda, o consideramos que es apropiado estar tan ebria que no podemos recordar cómo se revolvió la camisa, Lady Gaga llama nuestra atención. Los líderes aspirantes pueden aprender mucho de ella.

Dado que nos hemos acostumbrado a ser constantemente bombardeados con estímulos por los medios, se necesita mucho para captar nuestra atención consciente. La indignidad de Lady Gaga es lo suficientemente inesperada como para romper el desorden, detener el procesamiento automático de nuestro cerebro y activar la corteza prefrontal.

Ganar la atención de otros es críticamente importante para una especie social como la nuestra. Aquellos de nosotros que somos expertos en obtener el apoyo de otros, tenemos acceso a más recursos y, por lo tanto, estamos en mejores condiciones de lograr nuestros objetivos. Muchos neurocientíficos cognitivos creen que nuestros cerebros humanos de gran tamaño evolucionaron precisamente para permitirnos administrar las relaciones sociales.

La primatóloga Jane Goodall describe cómo los chimpancés alfa atraen la atención arrojando piedras y sacudiendo las ramas de los árboles. El chimpancé Mike fue uno mejor, logrando el estado alfa pateando latas de cuatro galones frente a él para amplificar su pantalla. Fagan, un adolescente que aspira a ser alfa, fue observado practicando el truco de Mike.

El neurocientífico Michael Gazzaniga cree que la mayoría del comportamiento de los chimpancés varones está dirigido a alcanzar el estado alfa y lo mismo es cierto para los humanos. En muchos entornos corporativos, las pantallas alfa son comunes. Los gerentes no pueden tirar piedras, pero el miedo se engendra de otras maneras.

Dado que nuestros jefes influyen en nuestros medios de subsistencia y nuestras carreras, estamos en sintonía con cualquier signo de desagrado. El tono de una revisión de negocios, una evaluación de rendimiento próxima, o incluso una expresión facial adusta puede activar la amydala y crear sentimientos de temor.

Pero provocar el tipo de miedo que genera lealtad al alfa chimpancé es contraproducente. Inunda el cerebro con la hormona del estrés, cortisol, ralentizándolo y reduciendo el campo de visión. Con o sin las latas, una pantalla de este tipo no es adecuada para aquellos que desean realizar cambios positivos.

Los líderes deben atraer la atención, pero necesitan un enfoque más sutil que una estrella de rock y uno más positivo que una pantalla alfa si quieren que las personas abran sus mentes a nuevas formas de pensar y comportarse. Cuando el miedo y las directivas emitidas desde arriba son la norma, lo inesperado es un entorno de apoyo y compromiso en la toma de decisiones.

De hecho, el enfoque más efectivo es simplemente hacer preguntas. Podemos ignorar las directivas, pero las preguntas nos obligan a atenderlas. En el mundo corporativo, la mayoría de nosotros estamos tan acostumbrados a que nos digan qué hacer que cuando alguien nos pregunte qué es lo que creemos que deberíamos hacer, detiene el procesamiento automático.

En lugar de decirles a las personas, deberíamos preguntarles si se trata de decidir cómo implementar una estrategia, establecer objetivos o evaluar el desempeño. El efecto de una pregunta puede no ser tan sorprendente como las gafas hechas con cigarrillos encendidos, pero activará el cerebro y lo hará funcionar de la manera que lo necesitamos.