Miedo vs. Ansiedad

La mayoría de nosotros hace una distinción entre miedo y ansiedad. A veces es solo una cuestión de lingüística. Decimos que tenemos miedo de algo (volar, envejecer) y ansiedad por algo (volar, envejecer).

A veces distinguimos los dos por nuestra experiencia corporal. Estoy seguro de que eres consciente de que la neurobiología del miedo es diferente a la neurobiología de la ansiedad. La repentina reorganización de las tripas cuando un intruso tiene un cuchillo en la espalda (miedo) es diferente de las náuseas leves, los mareos y las mariposas en el estómago cuando está a punto de realizar una llamada telefónica difícil (ansiedad).

La ansiedad es también la palabra de elección para describir la aprehensión persistente, o una sensación crónica de preocupación o tensión, cuyas fuentes pueden ser totalmente inciertas.

Pero la noción de que el "miedo" siempre connota algo más grande y más fuerte que la "ansiedad" se rompe en la experiencia de la vida real.

Puede tener una respuesta de miedo de corta duración al zumbido de la abeja alrededor de su rostro, y puede despertarse a las tres de la mañana inundado de ansiedad que no le permitirá volver a dormirse.

Cuando la distinción entre "ansiedad" y "miedo" no es crítica para la discusión en cuestión, uso solo una de estas palabras como el término general en mi libro, La danza del miedo.

Ansiedad, aprensión, miedo, terror; como sea que lo nombre, lo que importa es cómo lo hace.

En la conversación cotidiana, utilizamos el lenguaje de las emociones con el que nos sentimos cómodos y que se ajusta a nuestra complexión psicológica. He trabajado con clientes que no informan sentirse ansiosos o temerosos. "Estoy increíblemente estresado …" es el idioma que eligen. "Stressed" es la palabra clave que significa "totalmente enloquecido" para las personas que son alérgicas a la identificación y al intercambio de su propia vulnerabilidad.

O, en el otro extremo lingüístico, una mujer en terapia me dice que siente "puro terror" ante la idea de que el vestido de novia de su hija no le quede bien. La conozco lo suficientemente bien como para traducir "puro terror" en "realmente, realmente, preocupado".

Cualquiera que sea su vocabulario emocional, nadie se apunta a la ansiedad, el miedo y la vergüenza, ni a ninguna emoción difícil e incómoda. Pero tampoco podemos evitar estos sentimientos.

Estoy convencido de que cuanto más podamos mirar a los invitados no invitados a los ojos, con paciencia y curiosidad, y cuanto más aprendamos a detectar su sabiduría y sus travesuras, menos agarre tendrán sobre nosotros.

Solo cuando experimentamos nuestras emociones como potenciales escollos y guías sabias, no podemos comenzar a vivir más plenamente en el presente y avanzar hacia el futuro con valor, claridad, humor y esperanza.