No se deje engañar cuando evalúe el trabajo creativo

Cómo juzgamos una idea creativa se ve afectada por la forma en que percibimos a su inventor. Sin darnos cuenta, podemos sobrevalorar o infravalorar un nuevo concepto y, como resultado, tomar malas decisiones en el proceso de desarrollo del producto.

Los investigadores Izabela Lebuda y Maciej Karwowski estudiaron cómo el género del inventor y la singularidad del nombre del inventor afectan la percepción que uno tiene de la invención en sí misma. Dividieron a 119 participantes en cinco grupos para evaluar productos creativos en cuatro dominios (poesía, ciencia, música y arte). Cada grupo evaluó los mismos productos idénticos, pero los productos fueron firmados por diferentes nombres ficticios: un nombre masculino único, un nombre masculino común, un nombre femenino único y un nombre femenino común. El quinto grupo evaluó los productos sin nombres (grupo de control).

El puntaje más alto de creatividad fue obtenido por una pintura firmada con un nombre femenino único, mientras que el más bajo fue para esa misma pintura con un nombre femenino común. Para los productos relacionados con la ciencia, las obras firmadas por cualquier nombre masculino obtuvieron puntuaciones mucho más altas que los mismos productos firmados por mujeres. De hecho, el producto de ciencias firmado por un nombre femenino común obtuvo una puntuación incluso más baja que el grupo de control anónimo. En el área de la música, cualquier pieza firmada por un único nombre masculino fue calificada como la más alta. Los poemas, por otro lado, obtuvieron los mejores puntajes cuando fueron firmados por un nombre femenino único y el más bajo por un nombre masculino común.

Para los profesionales, este sesgo sistemático causado por el género y otros factores puede llevarnos por mal camino. Por ejemplo, la ciencia todavía se percibe como dominada por los hombres, y podemos tener una tendencia a degradar los nuevos conceptos científicos generados por las mujeres. En otros dominios, literarios y artísticos, podemos otorgar demasiada importancia a los trabajos generados por mujeres con nombres únicos.

Para evitar este sesgo, considere los siguientes consejos:

  • Al crear nuevos conceptos, use un enfoque facilitado que clasifique a las personas en grupos de dos o tres. Asegúrese de que los participantes no den crédito por una idea a una persona en particular. Cuando una idea surge de un grupo (a diferencia de un individuo), nuestras mentes tienen dificultades para vincular los atributos de cualquier persona a esa idea.
  • Haga que los equipos compartan sus ideas fuera de la sala de talleres. Configure una herramienta de colaboración, como Google Docs, donde los equipos pueden ingresar sus ideas en tiempo real. Asegúrese de que el software de recopilación de ideas no rastree quién lo ingresó. Use números de equipo en lugar de los nombres de las personas.
  • Finalmente, haga que todas las ideas sean evaluadas por un equipo diferente al que las generó. Use un modelo de decisión ponderado para evaluar las ideas. Use criterios de puntuación que sean relevantes para el problema que enfrenta el equipo. Asigne una ponderación a estos criterios en función de la importancia de ese criterio. Asegúrese de probar el modelo no solo en proyectos exitosos anteriores, sino también en emprendimientos fallidos anteriores.

Copyright 2013 Drew Boyd