Ocho paralelos sorprendentes entre las adicciones a los alimentos y las drogas

A pesar de que el jurado todavía está fuera, un creciente cuerpo de evidencia muestra algunas similitudes sorprendentes entre la adicción a las comidas y la adicción a las drogas:

# 1 Efecto en el sistema de recompensa del cerebro

La American Society of Addiction Medicine, la mayor sociedad profesional de médicos dedicada a tratar y prevenir la adicción, ahora incluye una definición amplia de adicción, que abarca no solo las drogas y el alcohol, sino también las adicciones de "proceso" como la comida, el sexo y el juego. ¿Por qué? Debido al efecto que todas estas sustancias y conductas tienen en el cerebro.

Las drogas, y en menor medida las comidas procesadas, inundan el cerebro con el neurotransmisor dopamina, que afecta a las regiones que gobiernan el placer y el autocontrol. Con el tiempo, la función y la estructura del cerebro cambian y los receptores de dopamina se reducen, haciendo que las drogas, los alimentos y otras sustancias sean menos agradables pero aún así se desee desesperadamente.

# 2 antojos intensos

Como resultado de los cambios en el cerebro, los consumidores compulsivos pueden tener antojos de alimentos procesados ​​dulces, salados y con alto contenido calórico, como los adictos ansían su siguiente apogeo. En estudios en animales, las ratas a las que se les dio acceso periódico a una bebida azucarada exhibieron conductas adictivas tales como atracones cuando el azúcar estaba disponible. En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Yale, el solo hecho de ver un batido podría activar los mismos centros de placer y recompensa del cerebro que la cocaína entre las personas con hábitos alimenticios adictivos.

Según la Dra. Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, de alguna manera la comida puede considerarse incluso más adictiva que el crack. Menos del 20 por ciento de las personas que usan drogas como la heroína y la cocaína se vuelven adictas, mientras que dos tercios de los adultos estadounidenses tienen sobrepeso o son obesos. Aún más sorprendente, un estudio francés de 2007 mostró que las ratas en realidad prefieren el agua azucarada a la cocaína.

# 3 Tolerancia y Retiro

¿Cómo sabes si eres adicto? Dos de los síntomas principales son la tolerancia (que requiere dosis más grandes de la sustancia para experimentar el máximo inicial) y la abstinencia (malestar físico y psicológico cuando se intenta dejar de fumar). En estudios, las ratas que recibieron productos grasos y azucarados demostraron un fuerte deseo de mayores cantidades, junto con síntomas de abstinencia como ansiedad y temblores cuando los productos fueron retirados. Estos hallazgos pueden ayudar a explicar por qué las personas que comen muchas galletas, papas fritas y otros alimentos procesados ​​desean más de esos alimentos, incluso cuando están muy motivados para cambiar sus hábitos.

# 4 Negación

Del mismo modo que un drogadicto en lo profundo de la negación insistirá: "Puedo parar cuando quiera", las personas con adicciones alimentarias pueden creer que "simplemente les gusta comer". Según un estudio del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, los estadounidenses rutinariamente subestiman la cantidad de calorías que comen y cuánto pesan, por lo general en alrededor de una libra por año.

# 5 Intentos reiterados de abandonar sin éxito

¿Cuántas veces ha renunciado al postre o prometido comenzar una dieta el lunes, solo para volver a los viejos hábitos? Tanto para los drogadictos como para los que comen compulsivamente, la fuerza de voluntad por sí sola no siempre es suficiente para dejar de fumar. Hasta el 95 por ciento de las personas que pierden peso lo recuperan todo, si no más. Sin un cambio en las habilidades de afrontamiento y los hábitos de estilo de vida, es probable que ambos tipos de adictos realicen frecuentes intentos de dejar de fumar sin éxito.

# 6 Estigma

El uso compulsivo de drogas o alimentos puede provocar el secreto y la vergüenza. Los drogadictos se retiran de sus seres queridos y se aislan; los adictos a los alimentos pueden ocultar la evidencia de un atracón, comer solos y sentirse culpables después de comer, lo que lleva a una alimentación más compulsiva. Algunos abandonan sus actividades favoritas porque les da vergüenza su peso o sus hábitos alimenticios. Si bien los estudios muestran que el abuso de drogas conlleva un fuerte estigma, el prejuicio de peso prevalece en el empleo, la escuela y los entornos de atención de la salud.

# 7 Continuar el comportamiento a pesar de las consecuencias negativas

Los drogadictos continúan usándose incluso si han perdido todo lo que les importa. Si bien la adicción a la comida no puede arruinar a su familia o enviarlo a la cárcel de la misma manera que la adicción a las drogas, los consumidores compulsivos pueden experimentar consecuencias graves como la enfermedad cardíaca y la diabetes, problemas de relación y disminución de la calidad de vida. hábitos alimenticios.

# 8 Prevalencia de trastornos concomitantes

Aproximadamente la mitad de los adictos a las drogas tiene problemas con otros desórdenes de salud mental. Según investigadores de la Universidad de York en Toronto, también es común que los consumidores compulsivos tengan otros problemas de salud mental, como la depresión y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. También fueron tres veces más propensos que otros a cumplir con los criterios de atracones.

No es de extrañar que sea tan difícil perder peso: muchos de los mismos factores que envuelven a las personas en una batalla de por vida con la adicción a las drogas y el alcohol están en el trabajo cuando comemos comida chatarra. Si bien hay claras diferencias entre la adicción a las drogas y la alimentación compulsiva, las similitudes se han vuelto cada vez más difíciles de negar. Si la investigación continúa en esta dirección, podemos encontrar que los medicamentos y las terapias conductuales juegan un papel aún más central en el tratamiento de la obesidad.