Rumiaciones sobre el cociente intelectual y la virtud

Rumiaciones sobre el cociente intelectual y la virtud

Los psicólogos han supuesto durante mucho tiempo que las medidas de inteligencia infantil son de poco valor para predecir la capacidad mental posterior. Esto tiene sentido porque las pruebas de inteligencia son muy verbales, mientras que las habilidades lingüísticas de los bebés y niños pequeños no están bien desarrolladas. Una nueva investigación, sin embargo, sugiere que las medidas de curiosidad y de atención selectiva en bebés y niños pequeños de hecho predicen los puntajes de pruebas mentales posteriores. Anticipo que estos hallazgos llevarán a muchas compañías a crear kits para evaluar y aumentar el coeficiente intelectual de los niños pequeños. Dichos kits simplemente se sumarán al actual énfasis excesivo en el cociente intelectual y en las pruebas de rendimiento académico. Este énfasis excesivo ya ha llevado a una epidemia de trampas en todos los niveles de educación y a una presión indebida sobre los maestros para que den buenas calificaciones.

Estas reflexiones provocaron mis reflexiones sobre el cociente intelectual. Las personas varían en sus niveles de brillo, su capacidad para adaptarse a nuevas situaciones. El brillo está determinado en parte por herencia y en parte por el medio ambiente y generalmente es constante a lo largo de la vida. Las personas también difieren en áreas particulares de funcionamiento mental. Yo, por ejemplo, no tengo ningún sentido de dirección, mientras que mi esposa es todo lo contrario y siempre sabe dónde estamos. Otra consideración importante es que la capacidad intelectual no está altamente correlacionada con la creatividad. Muchos de nuestros escritores, músicos y pintores más dotados probablemente no sean admitidos en una reunión de Mensa.

Me parece que el excesivo énfasis contemporáneo en el cociente intelectual y el éxito académico, se pierde un corolario muy importante de la alta capacidad mental. En el sentido más amplio, la inteligencia es una forma de libertad. Le da a uno la capacidad de evaluar y tomar decisiones. Cuanto más brillante es el individuo, mayor es la libertad de elección. Pero la libertad está necesariamente vinculada a la virtud, la capacidad de tomar decisiones morales. El énfasis en el logro intelectual y el éxito académico sin un énfasis igual en la virtud es unilateral y puede trabajar en contra del bien común. Aquellos que diseñaron los esquemas de crédito de múltiples apalancamiento que llevaron a la actual crisis hipotecaria fueron ingeniosos. Pero carecían de virtud.

Esto no quiere decir que no debemos valorar la capacidad intelectual y el rendimiento académico. Es solo decir que una inteligencia alta conlleva un imperativo moral. Como padres debemos asegurarnos de que nuestros niños aprecien no solo las elecciones, sino también la responsabilidad moral, que conllevan una capacidad mental superior.