Señales confiables de carácter

Busque actos que sean espontáneos, difíciles de falsificar y costosos.

Pensaría cómo las palabras van en línea recta, rápida e inofensiva, y cómo terriblemente va a lo largo de la tierra, aferrándose a ella, de modo que después de un tiempo las dos líneas están demasiado separadas para que la misma persona se coloque a horcajadas. -William Faulkner, mientras me pongo a morir

Reinhard Hunger/Psychology Today

Fuente: Reinhard Hunger / Psychology Today

Existen un millón de variaciones en la idea de que debemos prestar atención a las acciones de los demás, en lugar de a sus palabras. La toma de Faulkner es una de las más líricas, si es que también la más oblicua. Pero la naturaleza humana es oblicua y paradójica: el carácter impregna el comportamiento, pero no obstante puede ser difícil de discernir.

El coraje, la amabilidad, la compasión y la lealtad se juzgan mejor cuando están respaldados por la asunción de riesgos que es difícil de falsificar o costosa para el individuo. Hablar es barato y el más barato de todos en las redes sociales, donde las personas señalan interminablemente la adhesión a una línea de causa o partido. Las palabras que son “rápidas e inofensivas”, junto con la postura que constituye una gran parte de la vida en línea hoy en día, ofrecen pocas pistas sobre la verdadera naturaleza de una persona.

Aunque es tentador, no voy a deconstruir la señal de virtud. Mi interés está en las señales confiables.

Busque pequeños momentos de “hacer”, no grandes declaraciones o gestos. Busque momentos como la historia de portada de agosto, los registros de “Carácter a su vez”. ¿Existe preocupación por el impacto de una decisión en otras personas y la capacidad de tener en cuenta esa variable? A menudo, la preocupación por los demás está sujeta a un “desvanecimiento ético”, y otras compensaciones forman la base fundamental de una decisión.

    La paradoja más importante en este ámbito puede ser que el carácter a menudo se revela solo por su ausencia. Es en la violación de las normas o expectativas que encontramos el verdadero valor de una persona. No estoy abogando por la vigilancia policial conductual sin interrupciones de los demás; esa no es forma de vivir, y un estándar imposible de arrancar. Sin embargo, creo que hay que repasar las tácticas de los depredadores sociales o, como me gusta sugerir, tomar la clase que actualmente falta en el plan de estudios de la escuela secundaria: “Ed sexual emocional”. La abogada Wendy Patrick escribió sobre algunos de estos tácticas recientemente en “El depredador más sigiloso”. Escribí sobre ellas en “5 cosas que harán los narcisistas y los psicópatas en la conversación”.

    Pero este mes estoy pensando en “contar” de un tipo menos dramático. La mayoría de las personas no son personajes de una saga faulkneriana, ni tienen defectos graves de carácter. Los momentos que definen o arrojan luz sobre la mayoría de los personajes de la gente no son fáciles de obtener. Tales momentos son fortuitos, y es en parte esta ocurrencia aleatoria lo que los hace indestructibles e inolvidables.

    Este artículo se amplió de la Nota del Editor en la edición impresa de agosto de Psychology Today.