Terrorismo íntimo y violencia en pareja común

La violencia contra las mujeres ha sido parte de la narrativa social y cultural casi desde que ha habido una sociedad y una cultura para narrar. Es una condición que ha recibido considerable atención desde una variedad de perspectivas. La violencia intra-relacional contra los hombres ha recibido, hasta hace poco, mucha menos atención. Dos nuevos estudios sugieren que los hombres abusados ​​por sus parejas femeninas pueden sufrir un trauma psicológico significativo.

Aunque la mayoría de los abusos domésticos denunciados son cometidos por hombres contra las mujeres, existe un creciente conjunto de pruebas relativas tanto a la prevalencia como a la importancia de la violencia doméstica y intra relacional perpetrada contra los hombres. Un estudio publicado en la edición de abril de la revista Psychology of Men & Masculinity resume dos décadas de investigación sobre los efectos de la violencia doméstica en los hombres, encontrando que la experiencia de dicha violencia puede impulsar el desarrollo del trastorno de estrés postraumático, la depresión y la tendencia suicida.

El estudio utilizó datos de una publicación del Instituto Nacional de Justicia de 1998 que encuestó a 8,000 hombres y 8,000 mujeres sobre, entre otras cosas, su experiencia de violencia en una relación. Según los hallazgos, el ocho por ciento de los hombres y el 25 por ciento de las mujeres informaron haber sido agredidos sexualmente o físicamente por una pareja actual o anterior. Una parte del análisis sugirió que las víctimas masculinas tenían la misma probabilidad de sufrir estrés postraumático a causa de encuentros violentos intra-relacionales que las mujeres.

Además, había indicios de que, para los hombres, el abuso psicológico estaba tan fuertemente asociado con el estrés postraumático como el abuso físico. Esto tiene implicaciones importantes para la experiencia de la violencia en las relaciones de los hombres, porque las mujeres son más propensas a perpetrar una agresión psicológica, más que física, hacia sus parejas masculinas.

Un segundo estudio consideró dos grupos independientes de 882 hombres, el primero de los cuales estaba compuesto por 302 hombres que habían buscado apoyo profesional después de un encuentro violento con su pareja femenina. Este tipo de experiencia fue categorizada como "terrorismo íntimo" por los investigadores.

La segunda parte de esta muestra estuvo compuesta por 520 hombres elegidos al azar para participar en una entrevista telefónica sobre sus historias de relación. Dentro de este grupo, el 16 por ciento informó haber experimentado actos menores de violencia física o psicológica mutua durante las interacciones con las parejas femeninas. La reciprocidad de la violencia en estos encuentros llevó a los investigadores a categorizar este comportamiento como "violencia de pareja común".

Lo que ambos grupos revelaron fue una asociación entre su interacción abusiva y los síntomas de estrés postraumático; sin embargo, aquellos en el grupo de "terrorismo íntimo" -que buscaron ayuda profesional después del encuentro- tenían un riesgo mucho mayor de desarrollar un perfil de síntomas de estrés postraumático que los de la comunidad en general que se habían involucrado en los actos menores de violencia mutua. .

Este es el primer gran estudio que sugiere que el potencial para el desarrollo de estrés postraumático, depresión y tendencias suicidas es una preocupación considerable para los hombres que experimentan violencia intra-relacional. Anteriormente, la falta de datos confiables ha llevado a la confusión sobre los efectos de la violencia intra-relacional en los hombres, ya que normalmente hay un subregistro consistente en el abuso de los hombres y el cónyuge. En general, aunque es probable que los hombres informen del abuso físico grave, el abuso físico psicológico, emocional o menos violento no lo es. Dado el paralelismo sugerido entre los efectos del abuso físico y psicológico, estos estudios dan una implicación puntual que los hombres que experimentan formas menores de violencia física y psicológica están desatendidos.

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