Trastorno Límite de la Personalidad (BPD) y Adicción

La personalidad se refiere a los patrones permanentes y duraderos de actitud, emoción, motivación y formas de relacionarse con los demás. Los trastornos de la personalidad se pueden entender como una versión extrema de los rasgos generales. Por ejemplo, la actitud de una persona con personalidad dependiente que se enfrenta a un nuevo desafío podría ser: "Si no me siento competente, debería buscar a alguien para que lo ayude". Con la repetición, la creencia se fortalece. La creencia sesgada (soy débil) causa a esa persona angustia psicológica severa.

La DBP se define por la inestabilidad de las relaciones interpersonales, la autoimagen, los afectos, la hipersensibilidad al entorno social y la impulsividad exagerada. Aproximadamente 1.1-2.5% de la población general muestra síntomas primarios de BPD. Las mujeres BPD superan a los hombres hasta en 3 o 4 a uno. La prevalencia observada parece disminuir con la edad, muchos pacientes muestran una reducción sustancial en sus síntomas. Muchas personas con BDP son personas inteligentes y con talento, pero su trastorno les impide desarrollarse (es decir, terminar la educación o tener trabajos por debajo de sus capacidades).

¿Cómo se desarrollan los rasgos límite? La causa de BPD es compleja. Una combinación de genética y desarrollo (raíces psicológicas) contribuye al desarrollo de la enfermedad. BDP, al igual que los rasgos de personalidad normales, son hereditarios, que van del 40% al 50%. Los familiares de los pacientes con TLP tienen una prevalencia 4-20 veces mayor de DBP en comparación con las personas en la población general. Las variables de contexto, como los comportamientos de crianza, son factores importantes. Una serie de estudios vinculan el tratamiento severo temprano en la vida (p. Ej., Abuso físico y negligencia) con BPD posterior. Alternativamente, los rasgos hereditarios del niño (por ejemplo, un temperamento difícil) pueden evocar estilos de crianza adversos que luego configuran el desarrollo del niño de forma negativa. Sin embargo, no todas las personas con este trastorno habrán experimentado adversidades en la infancia. La mayoría de los niños traumatizados nunca desarrollan trastornos de la personalidad. Los genes no son destino Los genes determinan hasta qué punto somos sensibles a los entornos adversos.

La exposición a cuidadores abusivos, negligentes o que no responden puede dar como resultado un modelo de trabajo descrito por las expectativas de que otros no responderán o no satisfarán sus necesidades de amor y cuidado. Este modelo de trabajo interno del yo guía todas las relaciones posteriores. Teme el abandono, por lo que se aferra. Teme demasiada cercanía, por lo que se aleja. Demasiada intimidad lo amenaza con asfixia. Termina empujando a aquellos con quienes más quiere conectarse. Debido a que los modelos de trabajo interno funcionan fuera de la conciencia, son resistentes al cambio.

La característica principal de BPD es la impulsividad y la regulación emocional deficiente. Los comportamientos impulsivos se refieren a actuar de forma espontánea en respuesta a señales ambientales inmediatas, sin considerar las consecuencias futuras. La impulsividad se manifiesta en actividades potencialmente autolesionantes que son gratificantes a corto plazo, como arrebatos de ira, gastos, abuso de sustancias, alimentación y sexo. La cantidad de impulsividad mostrada por los pacientes con TLP puede ser extrema, y ​​su incapacidad para llevar a cabo los planes causa daños serios en sus vidas (p. Ej., Incapacidad para retener trabajos y relaciones empobrecidas).

Los factores genéticos y las experiencias infantiles adversas (p. Ej., Negligencia emocional y abuso) pueden debilitar el impulso de control de la capacidad y tomar decisiones juiciosas. Por ejemplo, los estudios de neuroimagen muestran que los pacientes límite expresan hiperactividad en la parte del cerebro asociada con la emocionalidad e impulsividad (áreas límbicas) y una actividad disminuida en la sección que controla el pensamiento racional y la regulación de la emoción (la corteza prefrontal).

La disfunción de la autorregulación es particularmente evidente en el contexto de las relaciones sociales e interpersonales. Los cambios emocionales o arrebatos de ira a menudo se desencadenan por eventos interpersonales como el rechazo o el miedo al abandono. Los pacientes con BPD le dan una alta prioridad a las relaciones. Entonces, cualquier cosa que indique una amenaza a la relación se convierte en una amenaza para su sentido de sí mismo. Tales comportamientos hacen que las relaciones con los pacientes con BDP sean muy desafiantes para los demás. Los familiares a menudo hablan sobre "caminar sobre cáscaras de huevo" para evitar una tormenta de emociones. La intensidad de estas emociones, como un estallido de ira, las hace más difíciles de controlar.

La intolerancia de las emociones dolorosas los lleva a la negación (evitar los sentimientos y los pensamientos) o la automedicación. Los esfuerzos para evitar estas experiencias pueden manifestarse en la dependencia compulsiva y / o compulsiva de actividades placenteras como comer, tener sexo, comprar y consumir drogas y alcohol. Estas conductas son un medio para automedicarse de los estados de ánimo fluctuantes y evitar los sentimientos negativos de vacío y abandono. Numerosos estudios han relacionado el TLP con los trastornos de la alimentación y la drogadicción. Por ejemplo, el 50% de todos los pacientes con trastornos de la alimentación han descubierto BPD, y más del 50 por ciento de los que abusan de sustancias también cumplen los criterios para BPD. La dependencia de las drogas puede ser un sustituto para fomentar las relaciones sociales, o una forma de establecer algún sentido de pertenencia.

Los objetivos principales de los tratamientos son las reacciones emocionales inadecuadas, especialmente la expresión mal controlada de los impulsos y el comportamiento autolesionante. La tarea de la terapia es ayudar a los pacientes a adquirir habilidades en tolerancia emocional sin actuar comportamientos que sirvan para evitar o escapar de la experiencia y comprender sus emociones.