Científico, cúrate a ti mismo

Delusory parasitosis can inflict mental and physical suffering

La parasitosis delirante puede infligir sufrimiento mental y físico

La parasitosis delirante -la falsa creencia de que uno está infestado- tiene una larga historia de casos trágicos que se remontan a más de un siglo atrás. Dos de los casos más infames involucraron a científicos de maneras sorprendentes.

En 1951, un zoólogo de la Universidad de Massachusetts publicó un artículo en una revista científica de renombre que describía a una mujer infestada de ácaros. La víctima en este extraño caso fue la propia autora.

La experiencia de Jay Traver comenzó con un cuero cabelludo que pica y progresó a sensaciones de "gatear, arañar y morder" en todo el cuerpo. La pobre mujer escribió que "los ácaros se podían sentir corriendo por debajo de las masas epidérmicas engrosadas y provocando que su huésped casi rasgue partes del cuero cabelludo". Traver se trató con Lysol concentrado y lejía, ácido bórico caliente, ácido clorhídrico, DDT y una emulsión de kerosene.

Después de que los médicos concluyeron que su infestación era imaginaria, redobló sus esfuerzos para demostrar la existencia de parásitos. Finalmente, encontró lo que parecía ser una especie rara de ácaros en medio de sus raspados y publicó el estudio de caso.

En 1993, un experto en ácaros examinó los especímenes de Traver y determinó que eran los ácaros comunes del polvo doméstico. Traver probablemente barrió a algunos en sus esfuerzos frenéticos por encontrar a su antagonista. Pero los ácaros del polvo no se esconden en el tejido humano, y ahora sabemos que el papel de Traver era un tortuoso relato autobiográfico de la enfermedad mental.

Diez años más tarde, una reprise notable jugó en otra revista científica creíble. Deborah Altschuler y sus colegas publicaron su descubrimiento de una causa subyacente de casos (mal) diagnosticados de parasitosis ilusoria.

Incapaces de encontrar algo inusual en las láminas de microscopio de raspaduras de piel, encontraron algunos informes oscuros de Collembola en humanos. Los colémbolos (colémbolos) son pequeños insectos que viven en hábitats húmedos y se alimentan de detritos. Utilizando un protocolo defectuoso, los investigadores finalmente lograron identificar los restos de Collembola en sus muestras.

Evidentemente, los autores fueron presa de la pereidolia, un tipo de ilusión en la que un estímulo vago se percibe como algo distinto. Mirar las imágenes publicadas es como mirar las nubes y ver ovejas o colémbolos.

Los principales entomólogos descartaron duramente las conclusiones: "La calidad de las fotografías y la calidad de los objetos en las fotografías era tan baja que es muy posible ver casi cualquier tipo de animal en ellos. La revista debería sentirse avergonzada por haber publicado este trabajo ".

En resumen, queremos que nuestro mundo interno se corresponda con el mundo real, y las desconexiones pueden dejarnos profundamente perplejos y emocionados. Si terminaste esta entrada en el blog sin ganas de rascarte, entonces tal vez te sientas reacio a las sensaciones y percepciones imaginarias. De lo contrario, tal vez puedas empatizar fácilmente con la mente infestada.