Lanzar balas sobre el fuego
Cuando nos mudamos al lugar que llamaría mi hogar, un niño, cinco años mayor que yo, llamó a la puerta para conocer a su nuevo compañero de juegos. Se presentó, deletreó su apellido, y todos los fines de semana y verano jugamos: A veces en el bosque fingíamos que éramos soldados o indios o escapamos […]