Tu cerebro es un músculo que puedes fortalecer: cómo hacerlo

"Soy quien soy". He escuchado esta frase de pacientes innumerables veces. "No se pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo" es otra versión. Independientemente de la forma que adopte, estas declaraciones se basan en la misma creencia imperfecta de que nuestra capacidad, habilidad y carácter son inamovibles.

La fijación de esta mentalidad comienza temprano. La sociedad nos etiqueta, y nos etiquetamos a nosotros mismos. A un niño se le dice que es un buen o un mal oyente. Una estudiante de secundaria se considera buena o mala en matemáticas. Estas etiquetas se vuelven aún más arraigadas en la edad adulta.

Somos especialmente buenos para saber lo que no somos. No es inusual escuchar a alguien decir uno de los siguientes:

"No soy madrugador."
"No como comida china".
"No soy bueno en las relaciones".
"Los deportes no son para mí".
"No soy un intelectual".
"No entiendo el arte".
"No leo ficción".
"No soy del tipo que se casa".

Entiendes la idea. Cuando nos encerramos, solo podemos saber qué es. Eliminamos lo que podría ser. Falta de estas autodefiniciones cualquier posibilidad de crecimiento o potencial.

No hace mucho tiempo, los científicos tenían una opinión similar sobre el cerebro. La creencia predominante era que el cerebro adulto estaba completamente formado e inmutable. Se pensó que la cantidad de conexiones y neuronas era finita. Cualquier noción de cambio o crecimiento cerebral fue descartada como ciencia ficción.

Una nueva investigación muestra que este no es el caso en absoluto. De hecho, el cerebro es mucho más maleable de lo que se pensaba. Responde a entornos y situaciones cambiantes y continúa reorganizándose durante toda la vida útil.

Lo que le sucede a los cerebros de los taxistas de Londres es uno de mis ejemplos favoritos de cambio cerebral. A diferencia de los taxistas en otras ciudades, los taxistas de Londres se ven obligados a aprender de memoria miles de nombres de calles y rutas para aprobar un examen de licencia notoriamente difícil, conocido como The Knowledge. Requiere una gran cantidad de memorización, y los investigadores tenían curiosidad sobre cómo todo este aprendizaje afecta el cerebro. Usando escáneres cerebrales, encontraron que la parte de los cerebros de los taxistas asociada con la memoria es significativamente mayor que la de la persona promedio.

De la misma manera que el cerebro es cambiante y capaz de adaptarse, nosotros también. Se pueden aprender habilidades, se pueden desarrollar habilidades y se puede cultivar el carácter. Cuando adoptamos una mentalidad de crecimiento, nos abrimos a las posibilidades y exploramos nuestro potencial. Como escribe Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford, en Mindset: The New Psychology of Success:

Aunque las personas pueden diferir en todos los sentidos, en sus talentos y aptitudes iniciales, intereses o temperamentos, todos pueden cambiar y crecer a través de la aplicación y la experiencia.

En pocas palabras: el cambio no solo es posible, está al alcance.

Gandhi lo dijo mejor:

El hombre a menudo se convierte en lo que él cree que es. Si sigo diciéndome a mí mismo que no puedo hacer una determinada cosa, es posible que termine por ser realmente incapaz de hacerlo. Por el contrario, si tengo la creencia de que puedo hacerlo, seguramente adquiriré la capacidad de hacerlo, incluso si no puedo tenerlo desde el principio.

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