Estado de ánimo, bacterias intestinales y el sistema inmune

Muchas personas se sorprenderían de que el sistema inmunológico, el tracto gastrointestinal y el estrés interactúen, pero eso es lo que muestra el más reciente de una serie de estudios. En este estudio en ratones, (Brain, Behavior, and Immunity Volume 25, Issue 3, March 2011, Pages 397-407) los investigadores demostraron que el estrés psicológico causa cambios casi inmediatos en la población de bacterias intestinales, y que algunos de estos afectados las poblaciones influyen fuertemente en el efecto que el estrés tiene sobre la inmunidad. En el estudio, los investigadores expusieron ratones a la disrupción social, que se sabe que causa un aumento en las citoquinas circulantes ("hormonas del sistema inmune"), que a su vez inducen una mayor reactividad en el sistema inmune. Los investigadores encontraron que la alteración social alteró los recuentos bacterianos de algunas subpoblaciones de bacterias intestinales, particularmente cuando las bacterias se evaluaron inmediatamente después de la exposición al estrés. La exposición al estrés aumentó la abundancia relativa de bacterias en el género Clostridium, que a menudo causa diarrea prolongada y severa (generalmente después del uso de antibióticos). El factor de estrés también aumentó los niveles circulantes de IL-6, que se correlacionó significativamente con los cambios inducidos por el estrés en otras subpoblaciones. En un segundo experimento, estos investigadores encontraron que una combinación de antibióticos evitaba el aumento de IL-6 inducido por el estrés. Esto significa que ciertas bacterias intestinales son necesarias para el aumento de las citocinas circulantes inducido por el estrés. Por lo tanto, el estrés no solo afecta la población intestinal, sino que estos organismos también son necesarios para la activación del sistema inmune.

Esta información se vuelve aún más relevante para los trastornos psiquiátricos como el TOC y la depresión, ya que la activación de la IL-6 se ha asociado claramente con la depresión. De hecho, se ha demostrado que los bloqueadores de IL-6 (por ejemplo, etanercept) reducen los puntajes de depresión. Además, ahora podemos ver, que el estrés, a través de su efecto sobre las bacterias intestinales, y por lo tanto el sistema inmune (IL-6) puede cambiar la función cerebral. Sabemos esto porque la IL-6 activa cierta enzima (IDO), que en realidad "roba" o desactiva el triptófano de su ruta metabólica normal (es decir, conversión en serotonina y luego melatonina) y en su lugar lo convierte en sustancias químicas que aumentan la actividad del glutamato (en la depresión) a un receptor excitador y algunas veces tóxico (NMDA) en el cerebro. El resultado de todo esto es una mayor depresión, ansiedad y memoria reducida. En ratones este efecto puede tomar polillas para revertir. El resultado de todo esto es que el estrés, el intestino, el cerebro y el sistema inmunitario están íntimamente relacionados y son inseparables. Si bien esto podría ser una novedad para la mayoría de los psiquiatras, no es nuevo cuando uno entiende el modelo de Psiquiatría Completa.