Cincuenta sombras de … ¡Oh, Dios mío!
Como pueden atestiguar los que me conocen, puedo ser un poco snob de los libros (he estado en un club de Jane Austen, dejémoslo así). Y, sin embargo, en contra de mis resistencias habituales (y los impulsos académicos), he caído presa de la oferta cultural pop como la serie Twilight (ver la publicación anterior confessions-twilight-junkie). […]