¿Qué pasó con la cortesía?

Los cambios en la medicina predicen la muerte de la práctica privada. Más de la mitad de los médicos en este país están empleados por una entidad más grande: hospital, clínica comunitaria, universidad, compañía de seguros. Atención personalizada de salud está siendo supervisada por gigantescas instituciones sin rostro. La relación médico-paciente se cruza con las prioridades del empleador, que, necesariamente, debe incluir consideraciones económicas. La atención médica "eficiente" significa atención menos costosa. A medida que la medicina se transforma en un complejo comercial, la cortesía personal puede ser sacrificada.

En años anteriores, las tarifas reducidas o exentas a menudo se extendían a clérigos, policías, bomberos, otros médicos y sus familias. Esta tradición pasada se denominó cortesía profesional. Tales beneficios están prácticamente prohibidos por Medicare y otras agencias, que insisten en mantener prácticas de facturación consistentes. Los cambios en los patrones de reembolso y la supervisión de la organización también inhiben la práctica. Pero también es la cortesía no profesional la que está disminuyendo.

La secretaria que conocía, siempre que sepa que su médico puede ser reemplazado por una nueva recepcionista, contratada por la institución, que puede ser reemplazada con frecuencia. O bien, su llamada puede ser respondida por una grabación computarizada, insistiendo en que presione varios botones antes de comunicarse con una entidad sensible. El médico "de guardia", a quien usted no conoce, puede responder a su llamada telefónica después de hora. El hospitalista, que usted no conoce, puede ser el médico que comanda su atención como paciente internado. Los pacientes deben ser atendidos de manera rápida y "eficiente". Hay poco tiempo para una conversación personal e informal después del examen.

El tratamiento comienza con brebajes médicos y poda quirúrgica. Pero la curación implica las ministraciones personales entre el médico y el paciente. Debemos estar atentos para asegurarnos de que esta relación siga siendo confiable, confidencial y cortés.