El mejor consejo que puedes dar

No es lo que piensas.

“Si eres la persona más inteligente en la sala, entonces estás en la sala equivocada”. —Confucio

¿A quién no le gusta ayudar a los demás? Se siente bien que los amigos o compañeros de trabajo compartan sus problemas con nosotros, ¿verdad? Nos sentimos orgullosos de haber resuelto sus problemas gracias a nuestra contribución .

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Fuente: Bewakoof Official / Unsplash

A todos nos gusta dar consejos. Tenemos la solución perfecta para cada problema. Excepto el nuestro.

Ese es el problema de ayudar a los demás: puede convertirse rápidamente en un refuerzo del ego en lugar de un acto altruista.

La mayoría de los consejos son inútiles. Le agrada al proveedor más que al receptor. Se crea sobre la base de las expectativas de uno, no en la comprensión de los demás.

El mejor consejo está en el ojo del espectador, no en el tuyo.

La gente quiere que escuches, no que hables

“Por favor, dame un buen consejo en tu próxima carta. Prometo no seguirlo. “ —Edna St. Vincent Millay

Todos necesitamos ayuda para resolver nuestros problemas. Sin embargo, eso no significa que estamos abiertos a escuchar consejos externos.

Cuando alguien está teniendo problemas, no podemos evitar recomendar una solución (“Sé lo que debe hacer”). Caí en esa trampa muchas veces. Ahora estoy más consciente (pero no inmune) de proporcionar ayuda que nadie solicitó.

No hagas spam con tus palabras de sabiduría.

El consejo no solicitado no funciona. Si te perciben como agresivo, la otra persona se apagará. Tu consejo irá automáticamente a la caja de chatarra. Que tu ayuda sea gratis no significa que otros la tomarán.

Entrar en el negocio de otra persona es delicado: en el momento en que empezamos a asumir, los demás se sienten juzgados.

Cuando la gente abra la puerta de su confianza, pise con cuidado. Podría poner en peligro su confianza saltando demasiado rápido para llegar a una conclusión. Un amigo puede sentir que no la conoces tan bien. O que el consejo que está proporcionando no es relevante ni genuino.

Cuando las personas quieren hablar con usted, es porque quieren hablar. Escucha, no te encargues.

Su consejo solo es útil en un caso: cuando alguien lo solicita.

Incluso si uno de tus amigos comparte muchos detalles sobre la situación a la que se enfrentan, eso no significa que estén buscando consejos. No saltes a esa conclusión. Estamos preparados para creer que cuando las personas abren sus corazones, es porque necesitan nuestra ayuda.

Algunas personas solo quieren hablar.

Para algunas personas, compartir ayuda a dejar de lado el dolor. Para otros, hablar con alguien más impulsa la auto-reflexión. En el momento en que comparten su propia historia en voz alta, se dan cuenta de lo que está sucediendo.

Escuchar puede ser más efectivo que cualquier consejo. Si su pareja está pasando por momentos difíciles, prestar un oído puede significar todo para él. Tener a alguien en quien puedas apoyarte es reconfortante.

No pienses ni juzgues. Sólo escucha.

“Nunca pierdas una buena oportunidad de callarte”. “ Will Rogers

A veces, el mejor consejo que puede dar es no proporcionar ninguno.

Mantenerse en silencio es más efectivo que proporcionar consejos no solicitados. Cambia tu rol de héroe a ayudante, enfócate en escuchar y entender lo que está pasando por la mente de la otra persona.

Es mejor ser un buen oyente que dar consejos que nadie sigue.

Practica caminar en los zapatos de la otra persona, en lugar de intentar que caminen en los tuyos. La empatía es fundamental para conectarse con las personas, para que no se pongan a la defensiva y dejen de escuchar.

Dar consejos es emocional e íntimo. Independientemente de si está proporcionando comentarios sobre el estilo de gestión de los compañeros de trabajo o si un amigo ha terminado con su trabajo, es más conmovedor de lo que solemos suponer. Dirigirse a los comportamientos personales y las emociones puede ser percibido como si fueras crítico.

Samuel Taylor Coleridge dijo: “El consejo es como la nieve: cuanto más suave cae, más mora más y más se hunde en la mente”.

Evita el “si yo fuera tú …” Cada persona es única. El mismo consejo dado a dos personas diferentes provocará diferentes reacciones. No asumas que los demás sienten o experimentan la vida a través de la misma lente que tú.

Su función no es imponer su perspectiva, sino ayudar a las personas a encontrar una solución que funcione para ellos.

Escuchar requiere una mente abierta. No puedes ayudar a alguien si no estás prestando atención.

Practique hacer preguntas hermosas: ayuda a proporcionar perspectiva y comprensión.

Si alguien te pide consejo:

Entender las expectativas. Aclara lo que quieren de ti. No necesita ser demasiado explícito, pero preguntar: “Claro, ¿qué necesita?” Puede ayudar a aclarar las expectativas.

Escucha primero Deje que la otra persona descargue sus emociones y problemas primero. No interrumpas hasta que estén terminados. Toma notas para evitar perder el foco.

Hacer preguntas. “¿Qué está pasando?” O “¿Cómo te sientes?” Es un gran comienzo. Mantenga las preguntas lo suficientemente abiertas para que la persona se sienta animada, no forzada, a hablar.

Ayuda a encuadrar el problema. Antes de hablar sobre los cursos de acción, la persona debe entender por lo que está pasando. Pregunte: “¿Qué te gustaría que sucediera?”, Esto te ayudará a entender lo que están tratando de resolver.

Lluvia de ideas juntos. Tener una conversación en lugar de un monólogo. Deje que la otra persona desarrolle sus ideas. O simplemente desafía las soluciones que traes a la mesa.

Proporcionar opciones, no una solución. “Esto es lo que necesitas hacer …” es la forma más común donde las conversaciones se atascan. Actuar desde una “superioridad ilusoria” desengancha a otras personas. Encuentra varias opciones, en lugar de presionar por la que más te guste.

Analizar las posibles soluciones. Continuar el diálogo, pero esta vez para evaluar los pros y los contras de las diferentes ideas. Recuerde, la mejor solución es la que funciona para la otra persona, no para usted.

El consejo no solicitado no funciona. Muerde tu lengua y escucha. Pregunte antes de responder. Deja que otros sean la persona más inteligente en la habitación.

Pero oye, tú tampoco tienes que seguir mi consejo.