Viendo los pesos de los camareros

Creative Commons
Fuente: Creative Commons

Me encanta la investigación de la ciencia del comportamiento que se lleva a cabo "en la naturaleza", especialmente si se trata de alimentos. En muchos casos, los estudios son deliciosamente simples. En algunos casos, son simplemente deliciosos.

Aquí hay un gusto (¡lo siento!) De los nuevos experimentos de campo que muestran cómo podemos ser influenciados para tomar mejores, o peores elecciones sobre lo que comemos.

Ubicación, ubicación, ubicación

Dado que muchas de nuestras elecciones de alimentos son relativamente estúpidas, la ciencia del comportamiento sugiere que la introducción de pequeños cambios en el entorno en el que se toman las decisiones puede tener grandes efectos. Uno de los trucos más antiguos del libro que las tiendas ya usan es sobre la ubicación física de los productos (como barras de caramelo en la caja).

Un estudio realizado por Floor Kroese y sus colegas en las tiendas de snacks de la estación de trenes de los Países Bajos probó el efecto de tener tentempiés sanos (tienda de prueba) en lugar de insalubres (tienda de control) en las pantallas de la caja registradora. En promedio, se vendieron 23 'productos con empuje cada día en la tienda de control, mientras que este número se aumentó a 41 en la tienda de prueba, es decir, un 78% más. En una tercera tienda, agregar un letrero cerca de la pantalla que decía "lo ayudamos a tomar decisiones más saludables" disminuyó un tanto la diferencia, pero los clientes que sabían que les tocaban seguían comprando el 52% más de los artículos saludables.

Llevarlo adelante

Es sabiduría convencional y un hecho empírico establecido que las personas toman decisiones más saludables cuando están en un estado frío (por ejemplo, no tienen hambre) o cuando están planeando el consumo futuro en lugar del inmediato. Eric VanEppsat y otros investigadores de Carnegie Mellon realizaron estudios de campo en cafeterías. En uno de sus experimentos, el personal de una gran empresa se asignó aleatoriamente para realizar pedidos por adelantado (antes de las 10 a. M) o a la hora del almuerzo (después de las 11 a. M). Las personas en el grupo de pedidos anticipados ordenaron almuerzos que eran 30 calorías más bajas en promedio (aproximadamente 5% del contenido calórico del almuerzo para esta muestra).

Los autores de este estudio reconocen que las intervenciones conductuales para promover una alimentación saludable no tienen que restringir las elecciones de los consumidores. Animar a los consumidores a elegir las comidas con anticipación podría generar beneficios significativos.

El peso del camarero

Ya sea en tiendas, en casa o en restaurantes, nuestras decisiones se ven influenciadas inconscientemente por una variedad de señales. Tim Döring y Brian Wansink del Food and Brand Lab de la Universidad de Cornell analizaron cientos de interacciones en 60 restaurantes diferentes. Los observadores anotaron su índice de masa corporal (IMC) estimado tanto de los comensales como de los camareros, así como la cantidad de comida y bebida que se ordenó.

Sus hallazgos muestran que los comensales tienen cuatro veces más probabilidades de pedir postres cuando el camarero tiene un IMC superior a 25. Estos resultados no cambian significativamente cuando se toman en cuenta otras variables, como el IMC propio de los comensales, así como el origen étnico, género y edad.

¿La implicación? Una vez más, las elecciones saludables son una cuestión de tiempo. La próxima vez que vayas a un restaurante, asegúrate de decidir qué pedir antes de que llegue el camarero.