Alienación en el cine

Hace algunas noches vi una película muy inquietante llamada Dogtooth , un drama familiar griego en el que los padres crían a tres hijos en total reclusión del mundo exterior. A los niños (adolescentes al comienzo de la película) se les enseña el significado incorrecto de las palabras y a creer cosas extrañas y extrañas sobre el mundo exterior, como que los gatos tienen el poder de matar humanos y que no es seguro aventurarse fuera de la propiedad hasta un diente de perro se cae.

Mientras miraba la película, no pude evitar pensar en el tipo de control que los padres alienantes parecen querer ejercer sobre sus hijos y las creencias falsas que tratan de inculcarles sobre el padre objetivo. La película demuestra cuán fácil es engañar a los niños porque son ingenuos y están conectados para confiar en que sus padres aprendan cómo funciona el mundo. No tienen ninguna razón para sospechar que sus padres tienen algo más que sus mejores intereses en el corazón. También estaba leyendo un libro reciente sobre un hombre condenado erróneamente por asesinato y en el libro que escribe acerca de su madre abusiva y cómo, aunque asustada y rechazada por ella, lo que más quería era ganar su aprobación y su amor. También cuenta la historia de un día en que le preguntó si podía vivir con su padre luego de su divorcio y ella pareció complacerle mucho haciéndole saber que su padre no lo quería. El autor escribe que, aunque no creía que eso fuera cierto, porque sabía en su corazón que su padre lo amaba y que le dijeron que, no obstante, era muy doloroso y desconcertante.

Una vez más, me encontré con una escena de alienación parental sin siquiera buscarla. Los temas de AP (control parental, necesidad desesperada de los niños de ser amados por los padres de quienes dependen) son temas universales y son parte de la condición humana. Eso no significa que nosotros, como defensores de la AP, deberíamos aceptar que se produzca la AP. Significa que sus semillas están siempre presentes y, por lo tanto, debemos trabajar diligentemente para evitar que los padres exploten a sus hijos a fin de satisfacer sus propias necesidades insatisfechas de poder y control.