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Fuente: Foto de Christa Smith

Hay personas que dicen que siempre supieron lo que querían ser … una madre, un cirujano o un escritor. Pero para muchos de nosotros saber lo que queremos de la vida no es tan fácil. Es como si nuestros deseos genuinos fueran un código que parece que no podemos descifrar. O lo que es peor, nos preguntamos si realmente tenemos deseos genuinos.

Saber lo que quiere puede ser un desafío en cualquier etapa de la vida ya sea que se gradúe de la universidad o esté pensando en jubilarse. Pero hay una manera confiable de aprovechar lo que realmente queremos, una forma que nos conecta con nuestros sentimientos y evita el complicado laberinto interno de nuestras propias expectativas y las de los demás. Simplemente presta atención a lo que te entusiasma . Es tan simple pero es una buena herramienta. Al tomar decisiones, es fácil quedar atrapado e incluso estancado por listas de pros y contras u otros ejercicios intelectuales. Aunque estos ejercicios tienen un gran valor, no son la imagen completa. El entusiasmo, o la falta de él, nos dice cómo nos sentimos acerca de algo. Apela a una parte de nosotros que necesita ser consultada. Si ignoramos nuestros sentimientos, perderemos información vital y orientación.

En una buena relación, a medida que generamos confianza, se hace más fácil entender y ser comprendido. De manera similar, al escuchar nuestro entusiasmo y responder a él, construimos una especie de relación con nosotros mismos. A medida que nuestra voz interior se escucha una y otra vez, comienza a confiar en nosotros y habla con más claridad. Nosotros, a su vez, aprendemos a entender mejor su lenguaje único. De esta nueva relación surge una mayor facilidad para tomar decisiones y una especie de autoconfianza. * Aprendemos a confiar en quiénes somos y sobre lo que realmente queremos que sea nuestra vida.

© 2015 Christa Smith

* Uso este término con gratitud a mi cliente que lo acuñó.