Desempacar los costos psicológicos del desempleo

Un artículo en el New York Times el lunes pasado describió con detalles empáticos los costos del desempleo. Este artículo generó una serie de reacciones mías. Primero, el artículo describió los costos reales del desempleo en términos humanos con conmovedoras viñetas de cómo la pérdida de trabajo ha afectado a las personas. Como podemos leer en este artículo, la pérdida de recursos financieros, la conexión social y la estabilidad conducen a resultados desastrosos para muchos, incluidos la depresión, la ansiedad, el insomnio, los problemas de relación y el abuso de sustancias. En segundo lugar, el artículo transmitió las formas complejas en que los aspectos interrelacionados de la vida se centran en el trabajo y las relaciones. (Este es un punto clave en mi perspectiva de psicología del trabajo, que describiré en publicaciones posteriores y que se describe en mi libro titulado "The Psychology of Working" -Routledge, 2006.)

El artículo del New York Times, que apareció en la página A1, señala un problema que a menudo se pierde en las estadísticas y los análisis económicos. El desempleo tiene costos financieros significativos para las personas, que está bastante bien documentado; sin embargo, los costos psicológicos a menudo son marginados. Incluso cuando el desempleo era del 4%, estaba preocupado. Creo que el trabajo es un derecho de nacimiento humano que es esencial para la salud psicológica. Las consecuencias psicológicas de no trabajar, como se detalla en el artículo del Times, en última instancia, restan valor a nuestro orden social y a nuestro marco moral. En resumen, la falta de trabajo engendra descontento, desesperación y depresión que afecta a las personas, las familias y las comunidades. Actualmente estoy planificando un estudio sobre el desempleo que agregará profundidad psicológica al material presentado en el artículo del Times.

DESEMPLEO

Una de las preguntas clave es qué puede aportar la psicología a la crisis del desempleo. Creo que tenemos varias direcciones que podemos avanzar. Primero, creo que los investigadores pueden documentar los costos psicológicos de no trabajar y del subempleo. En segundo lugar, sugeriría que los terapeutas documenten las historias que están escuchando (naturalmente con respecto a la confidencialidad de sus clientes). En tercer lugar, creo que debemos involucrarnos en una defensa política que ponga los costos del desempleo a la vanguardia de nuestras consideraciones sobre esta crisis económica actual. Por ejemplo, cualquier sugerencia de que la recesión ha terminado (o casi terminado) debe contrarrestarse con una declaración clara sobre las cifras de desempleo generalizado y las consecuencias muy reales en la vida de las personas. Dado nuestro conocimiento de las consecuencias del desempleo y el subempleo, yo diría que deberíamos involucrar a nuestros representantes legislativos con aportes psicológicamente informados sobre la crisis que afecta a tantas personas.

Me gustaría saber qué piensas de estas ideas; Espero que esta publicación y las publicaciones futuras ayuden a generar un diálogo que pueda facilitar la acción a nivel comunitario y nacional. Lo mejor para cada uno de ustedes para una temporada festiva feliz y saludable.