¿Estás seguro?

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Fuente: Wisiel / Shutterstock

Está intentando eliminar algo en su computadora y de repente aparece una ventana: ¿Está seguro? Pausa. Bueno, pensaste que lo estabas, pero tal vez no lo eres. La pregunta comienza a cobrar vida propia: ¿cómo podemos estar realmente seguros de algo?

La dificultad para lidiar con la incertidumbre es un sello distintivo de los trastornos de ansiedad. Y en las poblaciones convencionales, está relacionado con la preocupación, que generalmente es desagradable, y no muy productivo. Ser capaz de tolerar lo desconocido puede ayudarnos a sobrellevar los inevitables cambios y las sorpresas de la vida. No podemos eliminar la incertidumbre, pero hay formas efectivas de enfrentarlo. Aquí hay cuatro estrategias para lidiar con la incertidumbre y las dudas que surgen en la vida cotidiana.

1. Domestica a tu crítico interno

Cuando estamos entusiasmados por compartir una idea interesante o probar algo nuevo, una voz crítica dentro de nosotros puede decir: "¿Estás seguro de que es una buena idea?". Tu crítico interno puede representar a una persona o grupo cuyos valores y juicios has internalizado experiencias de vida anteriores. Estas voces se desarrollaron primero como una defensa para mantenernos a salvo. Pero a medida que pasa el tiempo, pueden volverse sofocantes, especialmente cuando intentamos cambiar o hacer algo nuevo. El crítico interior puede llevarnos a cuestionar nuestras ideas, planes y deseos, arrojando una sombra de duda sobre nuestras más brillantes aspiraciones. Identificar los orígenes de estas voces puede ser liberador en sí mismo. Tener compasión por nosotros mismos y nuestra necesidad de ser querido por los demás y de sentirse seguros también es importante.

2. Evite el pensamiento "blanco y negro"

Cuando nos sentimos ansiosos por lo desconocido, nuestra atención se reduce y nuestra capacidad de razonamiento cognitivo se vuelve menos flexible. Esto puede perpetuar la necesidad de certeza y convertirse en una configuración para el pensamiento dicotómico: correcto / incorrecto, bueno / malo o ganar / perder, lo que nos puede llevar a conclusiones muy limitadas, y no necesariamente precisas. Intente darle la vuelta a la pregunta: Preguntar "¿Está seguro?" Una y otra vez puede generar tolerancia para las áreas grises; tal vez la decisión no fue perfecta o las condiciones no fueron las ideales. Está bien. Si el crítico interior dice: "¡Oh, eso fue algo estúpido!", Entonces, contrarrestar con "¿Estás seguro?" Puede liberarnos de este pensamiento en blanco y negro, y ayudarnos a recordar tratarnos con amabilidad y permanecer abierto a nuevas posibilidades.

3. Aceptar las concesiones

Es común experimentar la voz de la duda sobre si tomamos una decisión importante. Viene como un boomerang, lo que nos lleva a cuestionar aquello de lo que una vez estábamos tan seguros. ¿Tal vez no deberías haber estado de acuerdo con esos términos? ¿Tal vez deberías haber esperado una mejor oportunidad? La hierba es siempre mas verde. Esta es una forma de disonancia cognitiva que los psicólogos sociales llaman arrepentimiento posterior a la decisión, y puede ser muy poderoso. Después de elegir, lo no elegido parece ser más deseable de lo que era antes de tomar la decisión. Recuerde que cualquier decisión que tomemos, sin importar cuán grande o pequeña sea, tiene ventajas y desventajas. Elegir sentarse en un asiento determinado significa que no puede sentarse en una cantidad infinita de otros asientos. Elegir asistir a un compromiso social significa que no puedes estar en otros lugares al mismo tiempo. Lo mismo ocurre con las grandes decisiones sobre carreras y compañeros de vida. Reconocer estos intercambios y asegurarse de que pueda vivir con ellos es un buen primer paso. Observe la voz del arrepentimiento posterior a la decisión y recuerde que es una reacción natural al cambio y la incertidumbre. No equipare tomar una buena decisión con una que se sienta segura inmediatamente después.

4. Hazte amigo de lo desconocido

La incertidumbre es parte de la vida. No deberíamos tomarlo como algo personal. No es un reflejo de nuestra competencia o nuestro valor como personas. La filosofía budista enseña que toda certeza es una ilusión, y la necesidad de eso crea sufrimiento. La impermanencia es parte de la condición humana. Todo está cambiando constantemente. Nunca podemos estar realmente seguros. Cuando nos encontramos necesitando certeza, es hora de dar un paso atrás y preguntar compasivamente por qué: ¿Por qué necesito tanta certeza, y puedo ser compasivo hacia esa necesidad de certeza? Manteniéndonos abiertos a lo desconocido y siendo capaces de recordar que, no importa cuán inteligentes seamos, simplemente no podemos saber o controlar todo lo que puede ser una fuente de comodidad, en lugar de ansiedad.

Yendo más profundo

Intenta sentarte en lo desconocido por 10 minutos. Prepárese para sentarse a meditar con un tema que le gustaría tener certeza, pero sepa que no es posible. Practica sentarte sin saber y observar cómo tu mente busca reflexivamente razones, planes y esquemas de acción. A medida que surgen estos pensamientos, deténgalas intencionalmente (y suavemente), y simplemente permítete sentarte en el vacío de no saber la respuesta. Después de 10 minutos sin saberlo, es posible que se sienta renovado y que pueda ver la situación de otra manera.

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