La perfección no siempre se veía como hoy

Uno de los aspectos más destacados de la reciente 20ª Conferencia Anual de la Fundación Renfrew Center en Filadelfia fue el discurso principal de Gloria Steinem. La pionera feminista discutió cuatro décadas de reflexiones feministas sobre las mujeres y los trastornos alimentarios, un tema apropiado para una conferencia dedicada a buscar perspectivas feministas tanto del pasado como del futuro.

Steinem exige respeto y atención por la escritura que ha hecho, pero también por su incansable agenda de oratoria. Su presencia constante en el circuito de conferencias mantiene a flote su mensaje feminista de igualdad y democracia en una época en la que se da por sentado, pero que no siempre se tiene en cuenta. La palabra "feminismo", señaló, ha sido demonizada tal como lo ha hecho la palabra "liberal".

Sus charlas frecuentes también son importantes, dijo Steinem, porque aprende de los jóvenes con los que habla. A ella no le gusta la palabra "mentor", dijo, porque es una calle de sentido único. En cambio, a los 75 ("Es importante que digamos nuestra edad", señaló), trata de relacionarse a través de las generaciones y aprender, así como enseñar a las personas con las que habla.

El hecho de que las personas que padecen trastornos alimentarios sean predominantemente mujeres, señaló Steinem, lo convierte en un problema muy relacionado con el género. Ella tomó una perspectiva histórica, explicando que "todas las culturas dominadas por hombres han tendido a valorar la debilidad en las mujeres", y que "las mujeres fuertes han sido hechas para envidiar a las mujeres de la clase alta", como una manera de perpetuar la masculinidad dominio. A fines de la década de 1880, el perfeccionismo "habría significado que pesáramos trescientas libras", señaló. La lección: "A qué se apega el perfeccionismo está profundamente determinado culturalmente".