Por qué no llamo al Dalai Lama "Su Santidad"

Como muchos de ustedes ya saben, Eve Ekman y yo recientemente lanzamos el Atlas de las emociones, una exploración visual de la gama humana de emociones. Fue el Dalai Lama quien me pidió que hiciera un mapa de las emociones para que la gente pudiera navegar a un estado mental tranquilo. Esto me llevó a pensar acerca de mi relación con el Dalai Lama, una profunda amistad que se ha construido durante aproximadamente veinte años. Pensé que sería interesante compartir mis pensamientos sobre por qué no llamo al Dalai Lama "Su Santidad".

Así es como se aborda el Papa, cuyas declaraciones no deben ser cuestionadas porque vienen a él de Dios. Por el contrario, el Dalai Lama está ansioso por modificar sus creencias para adaptarse a los hallazgos científicos. Es un explorador de ideas, flexible y no dogmático (también debo señalar que no considero a nadie como santo).

El Dalai Lama es extraordinario en muchos aspectos:

  • Nunca he conocido a alguien que lo pase tan bien, continuamente viendo el lado humorístico de casi todas las situaciones, sin sarcasmo ni ridículo, y nunca humor que disminuye a otra persona.
  • El poder de su atención concentrada es asombroso.
  • Hay transparencia entre el Dalai Lama público y el privado (lo cual no es así para muchos líderes carismáticos cuyas vidas privadas son claramente menos atractivas que su persona pública).
  • Está dedicado a la compasión y a aliviar el sufrimiento de todos los seres humanos, que es lo que llamo "compasión extraña".

Se siente bien estar en su presencia. ¿Por qué? Creo que él exuda bondad, quizás no todo el tiempo, pero la mayor parte del tiempo. Sospecho que la bondad que emana está relacionada con la compasión que siente con tanta fuerza. Por desgracia, la ciencia aún no puede estudiar estos fenómenos.

El Dalai Lama es un Mozart de la mente, que muestra a lo que podemos aspirar. Sería tan absurdo para nosotros creer que a través de las prácticas podemos llegar a su nivel, como para creer que las lecciones de música nos permitirían llegar a ser iguales a Mozart. Pero todos podemos mejorar; el Dalai Lama no solo ilumina el objetivo sino que es un camino para avanzar hacia él.

Como no puedo llamar al Dalai Lama, "Su Santidad", ¿qué digo? Lo llamo "mi querido amigo". Qué privilegio es poder usar esas palabras al dirigirse a este hombre tan extraordinario.