El sistema inmune y la psiquiatría

Como escribimos en nuestro libro Demystifying Psychiatry , la psiquiatría es la "especialidad médica que se ocupa de los trastornos que afectan la mente y el comportamiento humano". Los psiquiatras están interesados ​​en los mecanismos mediante los cuales el cerebro genera comportamientos normales y anormales. Los psiquiatras orientados a la neurociencia a menudo hablan de neurotransmisores, sistemas neuronales, drogas que influyen en el cerebro y la relación entre los trastornos psiquiátricos y la función cerebral.

Los inmunólogos se especializan en la función normal y anormal del sistema inmune. Este sistema está diseñado para proteger a los organismos, incluidos los humanos, de las enfermedades. El sistema inmunológico humano involucra una gran variedad de sustancias químicas producidas por células específicas del sistema inmune que combaten las bacterias, los virus y otros patógenos que pueden conducir a la desregulación de varias funciones corporales. Algunas veces, el sistema inmune no funciona bien, lo que puede conducir a una variedad de enfermedades autoinmunes (lo que significa que el sistema inmune del cuerpo se ataca a sí mismo). La artritis reumatoide y el lupus son dos ejemplos de enfermedades autoinmunes comunes.

Aunque la inmunología y la psiquiatría son campos muy diferentes, la evidencia creciente indica que las sustancias generadas por las células del sistema inmune participan activamente en la regulación de la función cerebral. La importancia de esta línea de investigación fue destacada recientemente por la edición de julio de 2016 de la revista Biological Psychiatry , titulada "Inflamación y mecanismos inmunes en neuropsiquiatría". En ese tema, los líderes en el campo discutieron el papel de la disfunción del sistema inmune en una variedad de enfermedades neuropsiquiátricas y enfoques terapéuticos potenciales que podrían derivarse del trabajo en esta área.

Las células en el sistema inmune generan sustancias químicas que afectan la forma en que nuestro cuerpo reacciona a las enfermedades e influyen en cómo nos sentimos y nos comportamos. Estas sustancias químicas influyen directamente en las células nerviosas, incluidas las relacionadas con la regulación de los sistemas de motivación, cognitivos y de recompensa. Por ejemplo, ciertas enfermedades médicas como la enfermedad cardíaca coronaria pueden influir en el sistema inmune. La desregulación del sistema inmunológico asociada con estos trastornos médicos también puede aumentar los riesgos de trastornos depresivos.

Además, tipos específicos de células inmunes llamadas microglia residen en el cerebro. Estas células monitorean los ambientes locales en el cerebro y producen una variedad de sustancias químicas en respuesta a factores estresantes o daño celular. Mientras que las neuronas producen neurotransmisores que regulan la comunicación entre las células nerviosas, la microglía produce químicos relacionados con el sistema inmune que pueden alterar directamente las conexiones estructurales y funcionales entre las células nerviosas.

Estas microglías ayudan a defender el cerebro de varios tipos de insultos. Por ejemplo, producen sustancias relacionadas con el sistema inmune para ayudar al cerebro a recuperarse de las infecciones. Además, las neuronas y la microglía trabajan juntas para mantener el sistema nervioso "en equilibrio". Los neurotransmisores y los químicos relacionados con el sistema inmune aparentemente trabajan lado a lado para mantener la función y estructura normales. Sin embargo, existen condiciones en las que la función excesiva o anormal de la microglía (y del sistema inmunitario periférico) puede provocar una disfunción cerebral y contribuir a la patogénesis y los síntomas de diversas enfermedades. Estas enfermedades incluyen trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, así como también trastornos psiquiátricos como depresión mayor, esquizofrenia y otros. Esta es un área de neurociencia en rápida evolución con implicaciones para el desarrollo de nuevas terapias.

Parece que hay interacciones de un lado a otro entre el sistema nervioso y el sistema inmunitario. Cada sistema puede influir en el otro. Los factores estresantes fisiológicos y psicológicos pueden afectar la función cerebral y la función inmune. La función inmune anormal puede asociarse con cambios en el comportamiento que incluyen síntomas depresivos.

A medida que se aprende más sobre la relación entre los síntomas depresivos y la función del sistema inmunitario, es probable que ciertos tipos de depresión respondan a los tratamientos que se dirigen a los componentes del sistema inmunitario. No sería nada sorprendente que términos como "inmunopsicofarmacología" se vuelvan parte del lenguaje de la psiquiatría.

Esta columna fue escrita por Eugene Rubin MD, PhD y Charles Zorumski MD.