Fabricación Alguien Perfecto

[Artículo actualizado el 6 de septiembre de 2017]

El héroe epónimo (o antihéroe) del Don Quijote de Miguel de Cervantes idealiza a su "princesa" hasta tal punto que se vuelve cómica.

Para emular a los caballeros andantes de antaño que lucharon batallas para ganarse el afecto de su verdadero amor, Don Quijote identifica a una simple campesina llamada Aldonza Lorenzo, cambia su nombre a la mucho más romántica y aristocrática 'Dulcinea del Toboso', y luego la pinta en los términos más halagadores posibles, aunque solo la haya visto fugazmente y nunca haya hablado con ella. Dulcinea apenas existe, pero la idea de ella, sin embargo, mantiene vivo a Don Quijote en su búsqueda.

… su nombre es Dulcinea, su país El Toboso, un pueblo de La Mancha, su rango debe ser al menos el de una princesa, ya que ella es mi reina y dama, y ​​su belleza sobrehumana, ya que todos los atributos imposibles y fantasiosos de la belleza que los poetas aplican a sus damas se verifican en ella; porque sus cabellos son de oro, sus campos elíseos de frente, arco iris de cejas, sus soles, sus mejillas rosas, sus labios de coral, sus dientes perlados, su cuello de alabastro, su mármol de pecho, sus manos de marfil, su justicia de nieve, y qué modestia oculta de la vista tal, pienso e imagino, como la reflexión racional solo puede exaltar, no comparar.

La idealización implica sobreestimar los atributos positivos de una persona, objeto o idea y subestimar los atributos negativos; pero más fundamentalmente, implica la proyección de nuestras necesidades y deseos sobre esa persona, objeto o idea. El ejemplo clásico de idealización es el de estar enamorado, cuando el amor se confunde con la necesidad de amar, y los atributos negativos de la persona idealizada no solo se subestiman sino que se convierten en atributos positivos y se los considera cariñosos. Aunque esto puede generar un rudo despertar, existen pocas formas mejores de aliviar nuestra ansiedad existencial que la fabricación de algo que es "perfecto" para nosotros, ya sea un equipo, un lugar, un país, una persona o un dios.

Pero incluso un dios no es suficiente. Según el filósofo y teólogo San Agustín, el hombre es propenso a una curiosa sensación de insatisfacción y a un sutil sentido del anhelo de algo indefinido. Este sentimiento de insatisfacción surge de su condición caída: aunque tiene un potencial innato para relacionarse con Dios o con lo absoluto, este potencial nunca se puede realizar plenamente, y por eso anhela que otras cosas ocupen su lugar. Sin embargo, estas otras cosas no satisfacen, y él se queda con un sentimiento insaciable de anhelo de algo que no se puede definir.

El escritor y pensador CS Lewis llama a este sentimiento de anhelo "alegría", que describe como "un deseo insatisfecho que es más deseable que cualquier otra satisfacción", y en el que me gusta pensar -en el sentido más amplio- como un género de depósito estético y creativo. La paradoja de la "alegría" surge de la naturaleza autodestructiva del deseo humano, que podría considerarse como nada más que un deseo de deseo, un anhelo de anhelo.

En The Weight of Glory , Lewis ilustra esto a partir de la antigua búsqueda de la belleza,

Los libros o la música en la que pensamos que se encontraba la belleza nos traicionarán si confiamos en ellos; no estaba en ellos, solo venía a través de ellos, y lo que los atravesaba era añoranza. Estas cosas, la belleza, el recuerdo de nuestro propio pasado, son buenas imágenes de lo que realmente deseamos; pero si se los confunde con la cosa misma, se convierten en ídolos mudos, rompiendo los corazones de sus adoradores. Porque ellos no son la cosa en sí misma; son solo el aroma de una flor que no hemos encontrado, el eco de una canción que no hemos escuchado, noticias de un país que no hemos visitado.

Neel Burton es autor de El significado de la locura , El arte de la falla: La guía contra la autoayuda, Ocultar y buscar: La psicología del autoengaño y otros libros.

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Fuente: Neel Burton