Un enfoque integrador para alejarse de la depresión

Nuevas pruebas respaldan el papel de la actividad física en la prevención de la depresión.

Stefan Mader/Pixabay

Fuente: Stefan Mader / Pixabay

Todos somos conscientes de que el ejercicio es bueno para nosotros. ¿Pero es posible que la actividad física también pueda apoyar el bienestar mental?

Un artículo reciente publicado en el American Journal of Psychiatry sugiere que podría serlo. Casi parece un cliché que un cuerpo sano equivale a una mente sana. Sabemos que este no es siempre el caso. Por ejemplo, los atletas profesionales en forma prístina no son inmunes a las enfermedades psiquiátricas. Aún así, puede haber una verdad inherente a la idea de que la actividad física sirve como un factor de protección para nuestro estado de ánimo. Según el CDC, casi la mitad de los adultos mayores de 18 años no cumplen con las recomendaciones para la actividad física aeróbica y casi el 80% no cumplen con las recomendaciones para la actividad física aeróbica y la actividad de fortalecimiento muscular combinadas. Teniendo en cuenta que la depresión es una de las principales causas de discapacidad en los Estados Unidos y en todo el mundo, y el hecho de que el suicidio (la décima causa principal de muerte en los Estados Unidos) está estrechamente asociado con la depresión, hace una discusión importante.

Felipe Schuch y sus colegas realizaron un meta análisis de 49 estudios que examinaron la relación entre la actividad física y la depresión (Schuch). Después de un análisis riguroso de los estudios, sus hallazgos concluyeron que la actividad física sirve como un factor de protección estadísticamente significativo al reducir las probabilidades de desarrollar depresión independientemente de la edad o la región geográfica (Schuch). Por supuesto, se deben realizar más estudios y existen limitaciones inherentes a los hallazgos del estudio, pero este es todavía un gran paso en cuanto a abogar por un tratamiento que se extienda más allá del manejo de medicamentos y la psicoterapia convencional.

Hace poco me senté con Joel Homme, un experimentado profesor de yoga con más de 6.000 horas de experiencia docente, para grabar un episodio del podcast “Esto es salud mental”. Habló con elocuencia sobre la importancia del movimiento, con la idea de que el movimiento físico nuestro cuerpo puede apoyar la vitalidad. Como he tenido tiempo para reflexionar sobre esto, puedo apreciar cómo esta idea juega maravillosamente con un modelo de recuperación en salud mental. Ya sea escribir algo tan básico como “yoga” en un bloc de recetas, o preguntar a los pacientes sobre las formas en que usan el movimiento para respaldar su propia salud física, incluso una discusión sobre actividad física puede proporcionar una atención más integral y, en última instancia, mejor.

Pero, ¿por qué el ejercicio puede hacernos sentir mejor desde el punto de vista del estado de ánimo? La respuesta simple es que no sabemos de manera definitiva, pero hay varias teorías viables. La hipótesis de Monoamine sugiere que el ejercicio puede servir para aumentar los niveles de serotonina, dopamina y norepinefrina en los marcadores centrales del cerebro en la depresión y la ansiedad. Algunos han ofrecido una teoría alternativa conocida como la Hipótesis de Autoeficacia, que me parece particularmente interesante (Craft). Esta hipótesis respalda la noción de que la actividad física puede servir para revertir la creencia de “no puedo” a “puedo, porque lo hice”.

Aparte de lo que ya sabemos, que el ejercicio aeróbico ayuda a mantener un corazón sano, ahuyenta la obesidad y reduce el riesgo de diabetes tipo 2, ahora es el momento de reconocer su importante papel en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo. En un enfoque verdaderamente integrador, cuando se discuten los beneficios del ejercicio, incluso fuera de un entorno clínico, la reducción del riesgo de depresión debe considerarse como un beneficio potencial. Esto no solo es bueno para pacientes individuales, sino también para el cuidado de la salud mental en un sentido más amplio. Si podemos trabajar para extender estas conversaciones más allá de las que trabajan específicamente en el sistema de salud mental no solo para los médicos en otros campos, sino también para aquellos fuera de las profesiones de la salud en general (cocineros, entrenadores y maestros), entonces el bienestar mental puede volverse una parte de cualquier discusión basada en la salud que pueda ayudar a mejorar el discurso sobre la salud mental como un problema de salud pública. Este concepto es una piedra angular de Green Psychiatry.

A principios de esta semana, LeBron James, estrella de la NBA, abrió su firma I Promise School en su ciudad natal de Akron, Ohio. James ha hablado de su infancia tumultuosa que consistió en crecer en un hogar monoparental con un padre que en gran parte estaba ausente. También ha discutido su creencia de que los deportes proporcionan una salida que le evitó entrar en lo que podría haber sido una vida manchada por las drogas, el alcohol y el crimen. Cuando considero la notable historia de James, especulo sobre el grado en que los deportes, la actividad física y el hecho de ser parte de un equipo -una comunidad- jugaron con su propia narrativa de resiliencia. No es una falacia ofrecer la idea de que el movimiento fomenta la resiliencia, y la resiliencia nos acerca un paso más a la vitalidad y el bienestar. Con esta idea en mente, sigamos moviéndonos.

Referencias

Craft, L. Los beneficios del ejercicio para los clínicamente deprimidos. Prim Care Companion. J Clin Psychiatry. 6 (3); 2004.

Schuch, F. Actividad física y depresión por incidente: un metaanálisis de estudios prospectivos de cohortes. American Journal of Psychiatry. 175 (7), julio de 2018.