La víctima es la culpa

Culpando a la Víctima

Cuando un pasajero que pagaba fue retirado por la fuerza de un vuelo de United Airlines porque la compañía necesitaba el asiento, pero él no lo abandonó, las redes sociales estaban al tanto de la historia. Después de dos declaraciones que excusaron el comportamiento de la aerolínea, primero llamando al pasajero perturbador y beligerante, el CEO de la UA ofreció una disculpa contrita.

No todos estaban indignados por el incidente. Una publicación de Facebook, por ejemplo, dijo: "El idiota debería haber cumplido".

La atribución de culpa siempre surge cuando alguien está ofendido. Por ejemplo, algunos echarán la culpa a una mujer violada porque, según dicen, fue provocativa. O una persona es golpeada por un conductor ebrio y algunos culpan al peatón porque, según dicen, no debería haber salido a caminar de noche con ropa oscura.

Algunas instancias son tan claras que las personas razonables coinciden en quién es el culpable. Pero en aquellas situaciones en que se puede encontrar alguna falla en ambos lados, ¿hay personas que son propensas a excusar al perpetrador y culpar a la víctima?

Sí, dicen los investigadores Laura Niemi, de la Universidad de Harvard, y Liane Young, del Boston College, en referencia a su reciente estudio publicado en Personality and Social Psychology. (nytimes.com/who-blames-the-victim)

Una mirada al sistema de valores de una persona ayuda a predecir si alguien culpa a la víctima o no. Aquellos que valoran mucho la lealtad, la obediencia y la pureza son más propensos a culpar a la víctima que aquellos cuyo sistema de valores gira en torno al cuidado y la equidad.

Una víctima tiende a ser despreciada por personas que valoran la cohesión de su grupo social como vinculante. Valorar la lealtad del grupo también está vinculado a las preferencias políticas. Como era de esperar, la lealtad y el conservadurismo político van de la mano. Existe otra correlación entre la cohesión social y una sensación de pureza.

Las víctimas a veces son culpadas por aquellos que valoran la cohesión porque se considera que la víctima ha violado el código social. Se considera que la víctima ha "contaminado" el orden social. Esto parece ser cierto cualquiera que sea la naturaleza de la ofensa.

Los investigadores concluyen: "Cuantos más participantes respaldaban los valores vinculantes, más culpa asignaban a las víctimas".

Aquellos cuyo sistema de valores más alto califica el cuidado y la justicia son más propensos a culpar a los autores de la ofensa.

Niemi y Young concluyen: "Para aquellos que buscan aumentar la simpatía por las víctimas, un primer paso práctico puede ser cambiar la forma en que hablamos: centrarse menos en las víctimas y más en los perpetradores: '¿Por qué creía que tenía licencia para violar?' en lugar de "Imagina lo que debe estar pasando, puede ser una forma más efectiva de servir a la justicia".

Esta sugerencia atraerá a aquellos que ya están a favor del cuidado y la justicia y hará poco para mover a aquellos que favorecen los valores vinculantes. El conflicto entre los dos sistemas de valores es profundo. En cuanto a qué enfoque sostiene, el mejor terreno ético es mejor dejarlo en otro blog. Basta decir que estas dos formas de valorar el mundo son el centro de atención en la política nacional e internacional.