Las 5 razones por las que nos atrapan y estafamos

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¿Alguna vez te han estafado, estafado, engañado o mentido, y nunca lo viste venir? ¿Dijiste: "¿Cómo pude haber sido tan estúpido?" Nos sucede a todos nosotros, y hay razones psicológicas por las que fácilmente nos engañan.

1. El sesgo de confianza

Los humanos son una especie social. En nuestra historia evolutiva, necesitábamos cooperar para sobrevivir. Como resultado, estamos programados para confiar en los demás. Nuestra respuesta predeterminada es confiar, a menos que tengamos motivos específicos para sospechar.

En estudios donde se les pide a las personas que adivinen si alguien está mintiendo o diciendo la verdad, los participantes tienden a ver más verdades que mentiras. Incluso cuando se les dice de antemano que el 50% de las declaraciones son mentiras, todavía juzgan que más del 50% son "verdades".

Qué hacer: está bien confiar en las personas que conocemos, y ciertamente no queremos andar sospechando que todo extraño nos miente. Pero si algo no suena bien, investigue. Hacer preguntas. Busca evidencia y no creas todo lo que oyes.

2. La norma de reciprocidad

Tenemos una fuerte inclinación a corresponder. Si alguien nos hace un favor o nos da un regalo, queremos devolverlo. El psicólogo Robert Cialdini describió cómo los vendedores dan "obsequios gratuitos", o muestras, porque desencadena el impulso de corresponder. Por lo general, los inescrupulosos piden algo a cambio, algo que es mucho más valioso que el artículo "gratuito" que le dieron.

Qué hacer: tenga en cuenta que no siempre tiene que corresponder, especialmente si el motivo del obsequiante es obtener algo más grande a cambio. Por lo tanto, coma esas muestras gratis sin sentirse obligado a comprar el producto (especialmente si no le gusta). Date cuenta de que es parte de su juego.

3. Miedo a la vergüenza

Mi mentor académico me dijo una vez: "La vergüenza es una emoción fuerte y evitar la vergüenza es un fuerte motivador". A veces, cuando sospechamos que alguien nos está estafando, no los desafiamos ni los cuestionamos por temor a la vergüenza. Tememos "llamar a alguien" porque si estamos equivocados, puede ser embarazoso. Es más fácil simplemente guardar silencio, y algunas veces eso nos mete en problemas.

Qué hacer: por supuesto, no queremos andar llamando a todos públicamente, pero nos damos cuenta de que está bien hacer las preguntas difíciles. Puedes hacerlo educadamente sin provocar vergüenza.

4. La creencia en un mundo justo

Nos gusta creer que el mundo es justo. Creemos que las cosas se nivelarán al final, que nos llegará el turno y "obtendremos lo que nos corresponde". Pero el mundo no es justo: a la gente buena le pasan cosas malas.

Qué hacer: no esperes que solo porque hayas tenido mala suerte, las cosas mejorarán. En cambio, trabaja para mejorar las cosas.

5. Pereza cognitiva

Tendemos a tomar atajos mentales. Confiar en los demás implica menos esfuerzo mental que analizar cuidadosamente lo que nos dicen. Es por eso que no leemos cuidadosamente los contratos ni investigamos adecuadamente las reclamaciones.

Qué hacer: relaciona tu cerebro Piensa, analiza y cuestiona.

Tenga en cuenta que hay muchas personas que aprendieron las reglas psicológicas del juego y que no se rigen por las mismas reglas de justicia que la mayoría de nosotros suscribimos. Utilice este conocimiento de procesos psicológicos para protegerse.

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