Las semillas de la perfección

Siembra las semillas para el futuro.

A.W. Mumford, Publisher,1900-1907.; WikiCommons

Fuente: Desconocido – Aves y naturaleza. v. 15 de enero a mayo de 1904. Chicago, Illinois: AW Mumford, Publisher, 1900-1907 .; WikiCommons

Es difícil recordar que rebanar una sandía solía significar ver los patrones únicos y moteados de las semillas negras. La introducción de Sun World International de la sandía sin semillas en 1988 cambió la forma en que experimentamos la fruta. Una “rebanada de Americana desaparecida”, la fruta refrescante con puntos negros ha sido reemplazada por la variedad sin semillas elegante, crujiente y menos sabrosa. La fruta original con pepitas de semillas no solo ha desaparecido rápidamente del mercado estadounidense, sino que también parece haberse desvanecido de la psique estadounidense. En la búsqueda de la perfección, esta porción de Americana ha perdido color, sabor y nutrientes. No tener semillas también ha cambiado la manera en que comemos la fruta. Pasamos de preferirlo rebanado en rodajas a disfrutar de la fruta en cubitos pequeños (ensalada de frutas a la).

Esto me hizo pensar en cómo Internet nos ha cambiado.

Yo (junto con muchos otros padres, educadores y psicólogos) me pregunté a mí mismo: ¿cómo han cambiado las redes sociales la manera en que pensamos y socializamos, sin que siquiera nos demos cuenta? Al igual que con comer sandía sin pepitas, es difícil recordar un momento en el que no teníamos acceso a Internet ni a las redes sociales. Más que cualquier otra cosa, la idea a la que sigo recurriendo es el perfeccionismo.

En nuestra cultura, tendemos a poner mucho énfasis en ser (o al menos aparecer) perfectos, o “sin semillas”. Nuestros defectos pueden ser entendidos como nuestras “semillas”, que nos dan nuestra individualidad o “sabor”. puede sonar cliché, pero todos somos hermosamente diferentes y tenemos diferentes fortalezas. Nuestras diferencias nos hacen a nosotros y hacen que el mundo en el que vivimos sea más maravilloso e interesante. La adolescencia se trata de explorar la identidad, tomar riesgos e incluso cometer errores. ¡Los adolescentes necesitan encontrar comodidad en la incomodidad para descubrir y crecer de forma segura en sí mismos!

La presión para ser perfecto, por supuesto, no es nada nuevo. Los jóvenes siempre han tenido que lidiar con las presiones sociales, como la expectativa de tener éxito en la escuela y presentar una cierta imagen de sí mismos ante el público. Sin embargo, las expectativas académicas se han simplificado en las últimas décadas. Atrás quedaron los días de las clases de economía doméstica, taller de carpintería y taller automotriz donde los aprendices no tradicionales podían sobresalir y superar a sus compañeros. Además, la proliferación de las redes sociales ha cambiado drásticamente el papel que desempeña la perfección en la vida de los jóvenes y ha simplificado aún más el concepto de perfección. Las redes sociales siguen a los adolescentes a casa de una manera que no tiene precedentes. Los adolescentes siempre han sentido la presión de ser vistos como populares y agradables, pero ahora esa presión se extiende a la cantidad de amigos y seguidores que tienen en las redes sociales ya cuántas personas les gusta sus publicaciones. Además de pensar en cómo presentarse en persona, ahora deben curar su persona en línea. Esto a menudo implica proyectar una versión de sí mismos cuidadosamente controlada y “perfecta” que siempre es feliz y encantadora.

Por supuesto, nadie está feliz todo el tiempo y nadie es perfecto. Pero los adolescentes se desplazan a través de los feeds de Instagram de amigos y celebridades y ven el mensaje opuesto. Con demasiada frecuencia, esto hace que los jóvenes se sientan inadecuados y ansiosos.

Los padres también deben observar su propio comportamiento, y no me refiero simplemente a seguir sus propias reglas sobre cenas sin teléfono. Los padres a veces se enfocan en el éxito académico, deportivo o social en lugar del bienestar general. Esto puede promover involuntariamente la búsqueda de la perfección a través de expectativas no expresadas. Esta presión tiene un efecto muy real en la salud mental de los adolescentes. Durante el año académico, los adolescentes informan niveles más altos de estrés que los adultos. Un estudio reciente ha mostrado un vínculo entre tasas más altas de depresión entre los adolescentes y el tiempo que se pasa en Internet (de lo que hablo más aquí).

La buena noticia es que los padres pueden desempeñar un papel central para aliviar este estrés. Los padres pueden ayudar a sus adolescentes a navegar en este nuevo paisaje al fomentar el tiempo familiar y social y tener conversaciones abiertas sobre la atención plena y la salud emocional.

Al final, demonizar las redes sociales es un esfuerzo infructuoso (juego de palabras). En cambio, puede ser más efectivo observar de cerca la presión de no tener semillas y lograr la “perfección” tanto académica como socialmente. ¿Podríamos disminuir la velocidad y una vez más sembrar las semillas de la imperfección? Creo que la respuesta es sí, y este cambio debe comenzar dentro de la familia.