Cuando llega el final del día, los pájaros madrugadores se están relajando para la noche. Por el contrario, los noctámbulos recién están comenzando. Esta diferencia en el "cronotipo" tiene profundas raíces en nuestra historia evolutiva. Con grupos formados por miembros con diferentes cronotipos, habría personas buscando peligro a todas horas del día y de la noche. Pero la investigación revela que las diferencias entre los tipos de la mañana y de la tarde son mucho más que simples preferencias de la hora de acostarse: una cantidad considerable de evidencia también ha encontrado que las personas con diferentes cronotipos también difieren en las características clave de la personalidad.
Esta relación entre el cronotipo y la personalidad fue el foco de un estudio realizado por Christoph Randler y Lena Saliger de la Universidad de Heidelberg. Para evaluar si las aves tempranas y los noctámbulos mostraron diferencias de personalidad, los investigadores comenzaron evaluando a los participantes para el cronotipo, así como el temperamento y el carácter. Una medida determinó si los participantes eran del tipo de la mañana, de la tarde o ninguno. Otro cuestionario evaluó a los participantes en una serie de características de la personalidad, incluida la búsqueda de novedad, la prevención del daño, la persistencia, la dependencia de la recompensa, la autodirección, la cooperación y la autotrascendencia , o una tendencia hacia la espiritualidad y el idealismo. Luego, los investigadores realizaron un análisis correlacional de los datos.
Los resultados fueron sorprendentes:
Si bien ya no tenemos que estar en guardia por amenazas como las de nuestros antepasados, el legado evolutivo de los cronotipos sigue siendo una faceta fascinante de la psicología humana en la vida moderna.