Materia sobre la mente: Inflamación y depresión

Estudios anteriores han demostrado que parece haber una correlación entre la depresión crónica y la probabilidad de demencia en los últimos años. Del mismo modo, hay estudios que indican que los cambios inflamatorios en el cerebro son características patológicas de la depresión y la demencia. Estos hallazgos han causado que los reumatólogos siempre miren por encima de sus hombros: ¿la inflamación de las enfermedades inflamatorias de los reumatólogos trata un papel en la depresión (y para el caso, la demencia)? Quizás la disforia experimentada por tantos pacientes con enfermedades crónicas no se debe simplemente a la condición de estar cargados con una enfermedad crónica, sino que se precipitó por los procesos fisiológicos que causaron la enfermedad misma.

Puede que no sea todo en tu cabeza. Al menos algo de "eso" puede estar en tu cuerpo.

La tarea a mano es entender completamente esta relación entre inflamación y depresión; y a partir de ahí, podría abrirse camino para una mejor gestión de quienes padecen enfermedades inflamatorias.

Recientemente, los hallazgos de un equipo japonés sobre este tema se publicaron en la revista "Psychosomatic Medicine". Se estudiaron más de 200 pacientes con artritis reumatoide. Encontraron que la proteína C-reactiva (CRP), un marcador de inflamación, se asoció con puntuaciones elevadas de depresión y dolor; se encontró que la inflamación y la depresión tienen un efecto independiente sobre el dolor informado por el paciente.

Parece que la relación entre la inflamación y el dolor y la depresión es compleja: el procesamiento del dolor del sistema nervioso central y periférico, las interacciones hipotalámico-pituitario-adrenales y los factores psicosociales tienen funciones importantes en la respuesta psicológica a la inflamación. Los reumatólogos pueden encontrarse abordando estas interacciones complejas como parte de la atención clínica dada a sus pacientes.

Muchos pacientes tienen una discapacidad continua, incluso después del uso de los potentes fármacos inmunosupresores utilizados para tratar enfermedades como la artritis reumatoide. Los investigadores deberán aislar y dirigirse a los mediadores inflamatorios de la depresión, y no solo a aquellos que se cree que causan articulaciones inflamadas y dolorosas. Y los médicos necesitarán las habilidades y la empatía para reconocer la depresión, ya que un estudio publicado en "Biological Psychiatry" el año pasado descubrió que en realidad había una disminución de la inflamación en los pacientes deprimidos tratados con antidepresivos.

La inflamación, el dolor y la depresión son parte de la red enmarañada en la que tantos pacientes quedan atrapados. Esperemos que más investigaciones puedan desentrañar algunos de los misterios de ese inescrutable nexo entre la mente y el cuerpo.