No llame a Stephens el "asesino de Facebook"

Puede ser pegadizo, pero es irresponsable llamar a Stephens el asesino de Facebook. Sí, él transmitió un asesinato en vivo en Facebook. Es atroz, sin dudas, pero culpar a Facebook es como echarle la culpa al arma. Esa línea de lógica, si bien puede tener un atractivo psicológico y político, aviva las llamas de la tecnofobia y no resuelve ningún problema social real.

Facebook se usa para transmitir el asesinato de Stephens pero no tiene un "papel" en el asesinato. Facebook es una herramienta, nada más. La disponibilidad de una plataforma de medios sociales no hace que las personas hagan cosas que de otro modo no harían. Los delincuentes han utilizado históricamente los medios disponibles para presumir sobre los crímenes y sentirse más poderosos, desde alardear en la barra de la esquina hasta enviar cartas a la prensa como el asesino del Zodiaco o a la policía, como Jack el Destripador.

Las redes sociales tienen el mismo objetivo, pero tienen una cobertura más amplia y ahora es una forma normal de transmitir todo tipo de noticias, no solo malas acciones. Estamos sensibilizados a ver horrores en nuestros televisores, pero no en las redes sociales, de ahí toda la atención. La ironía es que por la cantidad de prensa y los medios masivos que se congregan para cubrir la historia le dan al asesino la atención y la sensación de poder que anhela.

El lado positivo, si se puede llamar así, es que las redes sociales proporcionan a la policía más evidencia y ayudan a acelerar su capacidad para aprehender a los delincuentes. Los avances en la tecnología también permiten el rápido intercambio de información, como las publicaciones en vallas publicitarias electrónicas. La atención generalizada también significa que algunos de los problemas inherentes a tales actos, como la enfermedad mental u otros factores, se ponen más en la vanguardia del discurso social.

Un desafortunado efecto colateral de la cobertura generalizada de tal acto, ya sea el asesinato o el terrorismo, es la atención desproporcionada que se le presta a estos temas que puede hacer que las personas sientan que el mundo es mucho más peligroso de lo que es. Esto crea miedo. Cuando las personas tienen miedo, a menudo buscan algo a lo que culpar. Encontrar una "causa" le da a la gente la ilusión de que el mundo es más seguro y menos caótico. Por lo tanto, es fácil ver cómo habrá una tendencia a apuntar a herramientas de redes sociales como Facebook. Facebook ha intensificado muy bien para tratar de detener el intercambio del video de Stephens. La conclusión, sin embargo, es que las redes sociales no causan crímenes ni atraen a las personas para que los cometan.