Relaciones emocionalmente abusivas, segunda parte

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En la primera parte de esta serie, ofrecí un escenario de relación que sutil pero poderosamente indicaba algunas de las manifestaciones del abuso emocional. La investigación muestra que las mujeres y los hombres asumen por igual el papel del abusador o de la persona que es víctima. El abuso emocional puede ocurrir en cualquier tipo de relación: pareja íntima; un padre y un niño; dos amigos; hermanos; un jefe y su empleado; o entre colegas. Aunque la interacción emocionalmente abusiva entre las personas puede pasar desapercibida o ser minimizada o racionalizada por cualquiera de las dos personas, el efecto acumulativo cobra un alto precio, particularmente en el sentido de autoestima y autoestima. Estas son solo algunas de las banderas rojas clásicas que hay que buscar cuando se considera la posibilidad de que la dinámica en una relación sea emocionalmente abusiva:

  • La comunicación está diseñada para humillar, avergonzar o degradar. El abusador disfruta "averiguando" o "corrigiendo" a su compañero, frecuentemente señalando sus errores como una forma de dejarlos en privado y frente a otras personas.
  • El abusador con frecuencia menosprecia o hace caso omiso de los pensamientos, sentimientos, opiniones, sugerencias o ideas de la otra persona, por lo que no es seguro que se expresen de manera libre o segura. Además, ignoran el derecho de la otra persona a la privacidad o los límites.
  • Las burlas y el sarcasmo se emplean para hacer que la otra persona parezca tonta. Sin embargo, cuando la víctima se queja, se los acusa de ser "demasiado sensibles" o no tener sentido del humor.
  • El abusador busca controlar todos los aspectos de la relación a través de retención financiera, intimidación verbal o física, sexo, concesión o denegación de "permiso", acecho o acoso, o al tomar decisiones unilaterales que impactan a la otra persona.
  • La víctima a menudo se siente "castigada" por el abusador y con el tiempo se le lava el cerebro para que crea que merece el maltrato que recibió.
  • El abusador generalmente está emocionalmente distante y no está disponible, lo que obliga a su pareja a "trabajar para" incluso el más mínimo grado de validación, apoyo o comodidad. La víctima también se siente culpable por querer cualquier conexión emocional en absoluto.

Dado que todos estos comportamientos están "normalizados" o justificados por el abusador, crean una tremenda confusión y dudas en la víctima. Parte de por qué es tan difícil para la víctima reunir el coraje para abandonar una relación emocionalmente abusiva es porque continuamente cuestiona su derecho a estar enojado, atemorizado, enojado o infeliz. En estas situaciones, el apoyo, la orientación y el aliento de un profesional bien entrenado que entiende los matices del abuso emocional se convierte en un recurso necesario.

Si has encontrado la fuerza para dejar este tipo de relación, comparte tu historia para inspirar a los demás.

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