En la primera parte de esta serie, ofrecí un escenario de relación que sutil pero poderosamente indicaba algunas de las manifestaciones del abuso emocional. La investigación muestra que las mujeres y los hombres asumen por igual el papel del abusador o de la persona que es víctima. El abuso emocional puede ocurrir en cualquier tipo de relación: pareja íntima; un padre y un niño; dos amigos; hermanos; un jefe y su empleado; o entre colegas. Aunque la interacción emocionalmente abusiva entre las personas puede pasar desapercibida o ser minimizada o racionalizada por cualquiera de las dos personas, el efecto acumulativo cobra un alto precio, particularmente en el sentido de autoestima y autoestima. Estas son solo algunas de las banderas rojas clásicas que hay que buscar cuando se considera la posibilidad de que la dinámica en una relación sea emocionalmente abusiva:
Dado que todos estos comportamientos están "normalizados" o justificados por el abusador, crean una tremenda confusión y dudas en la víctima. Parte de por qué es tan difícil para la víctima reunir el coraje para abandonar una relación emocionalmente abusiva es porque continuamente cuestiona su derecho a estar enojado, atemorizado, enojado o infeliz. En estas situaciones, el apoyo, la orientación y el aliento de un profesional bien entrenado que entiende los matices del abuso emocional se convierte en un recurso necesario.
Si has encontrado la fuerza para dejar este tipo de relación, comparte tu historia para inspirar a los demás.
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