6 trampas mentales en la predicción de sentimientos futuros

¿Por qué no te sentirás como lo haces ahora?

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¿Cuán precisas son las predicciones de las personas sobre sus sentimientos futuros? Predecir el futuro es inherentemente difícil. Nuestras mentes están diseñadas para ver el mundo tal como es ahora, más que desde el punto de vista de las personas en las que nos convertiremos (nuestro yo como experimentador). La economía del comportamiento proporciona algunas ideas sobre las formas en que las personas predicen incorrectamente cómo se sentirán en los eventos futuros (Gilbert y Wilson, 2007). Estar al tanto de estos errores debería ayudarnos a saber cuándo es probable que no logremos anticipar nuestros propios sentimientos.

1. La memoria juega un papel clave en la formación de preferencias . La memoria es crítica para nuestra respuesta emocional a los eventos. Por ejemplo, la experiencia negativa pasada con un individuo en particular predice la reacción emocional futura de esa persona. Pero nuestros recuerdos de una experiencia particular tienden a estar influenciados por su punto más intenso y su fin. En general, la forma en que recordamos los eventos no se compone necesariamente de un agregado de cada momento individual. En su lugar, tendemos a recordar y exagerar el momento pico (mejor o peor) y el último momento. Esto explica por qué normalmente el mal final arruina toda la experiencia.

2. Minimizar detalles no esenciales . Las predicciones a menudo se centran en detalles esenciales (por ejemplo, las alegrías de la paternidad) al omitir detalles no esenciales que pueden influir en la felicidad futura (por ejemplo, cómo se sentirá al cambiar pañales o ir a trabajar sin haber dormido la noche anterior). Imaginar la sensación positiva asociada con conseguir un nuevo trabajo pero no tener en cuenta el tiempo extra de viaje que vendría con eso. Ser consciente de la tendencia humana a centrarse en un detalle sin tener en cuenta a los demás puede ser el primer paso para evitar este sesgo.

3. Estas emociones pasarán. Las personas se ajustan a los cambios en sus circunstancias, pero a menudo no aprecian el grado en que lo harán (Dolan, 2014). Los bienes y servicios materiales adicionales inicialmente proporcionan placer adicional, pero generalmente es temporal. El placer extra desaparece. Por otro lado, las cosas que tememos (por ejemplo, rupturas y resultados electorales) no son tan malas como creemos. Sin embargo, hay algunos cambios que pueden tener efectos duraderos, como el divorcio, el desempleo y la muerte de un cónyuge. Entonces, cuando se encuentre en un estado mental desagradable, simplemente recuérdese a sí mismo que “esto también pasará” para poner perspectiva en los buenos y malos momentos de su vida.

4. Mirando de un estado emocional a otro. Tendemos a quedar atrapados en el presente y actuar como si nuestras preferencias futuras fueran más parecidas a nuestras preferencias actuales de lo que realmente serán. Nuestros sentimientos actuales guían lo que deseamos y el valor emocional que asignamos a las cosas ahora. Por ejemplo, una persona comprará el nuevo equipo de ejercicio el día en que su valoración (impulsada por la emoción de la resolución del año nuevo) exceda los costos totales (precio de compra y compromiso de tiempo). Este sesgo respalda la antigua sabiduría popular de que ir de compras con el estómago vacío lleva a la gente a comprar demasiado. Las personas que tienen hambre actúan como si su gusto futuro por la comida reflejara tal hambre.

5. Enfocando la ilusión. La ilusión de enfoque ocurre cuando las personas otorgan demasiada importancia a una característica distintiva de una posible elección (Kahneman, 2011). Por ejemplo, al decidir dónde vivir, las personas tienden a centrarse en algunos aspectos clave que disfrutarán en la nueva ciudad, como las playas o el clima cálido, y pasar por alto a los demás, como el tiempo de viaje y la congestión. En el contexto de una relación, uno podría decir que tener un hijo habría salvado el matrimonio, pasando por alto el hecho de que tener un bebé agrega mucho estrés al matrimonio. La esencia de este sesgo es no ver el panorama general.

6. Disonancia cognitiva. En la fábula de Esopo, el zorro trata de poner sus manos en una sabrosa vid de uvas, pero fracasa en todos sus intentos de adquirir las uvas; en ese momento, el zorro se convence a sí mismo de que realmente no quería esas uvas tan mal después de todo. La moraleja de esta historia es que nos esforzamos por garantizar que la imagen que tenemos de nosotros mismos sea coherente (no disonante), lo cual es un medio para mantener una autoevaluación positiva. Por ejemplo, cuando un joven es abandonado por su novia, al principio podría sentirse devastado, pero podría pensar: “De todos modos, ella no era tan buena” y dejaría de sentirse tan triste. El proceso de racionalización reduce el poder emocional de los eventos. Se convierten en eventos ordinarios.

Referencias

Dolan (2014) Felicidad por diseño: Cambie lo que hace, no cómo piensa. Avery Pub Group.

Kahneman Daniel (2011) Pensando, rápido y lento, Nueva York: Farrar, Straus y Giroux

Wilson, Timothy D .; Daniel T. Gilbert (junio de 2005). “Previsión afectiva: saber qué desear”. Direcciones actuales en ciencia psicológica. 14 (3): 131-134.