¿A dónde vas a encontrarte?

Cada uno de nosotros tiene que encontrar formas de volver a conectar con los estratos más profundos de nuestro ser

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Salida del sol sobre el lago Vernon, Yosemite Wilderness, California.

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¿A dónde vas a conocerte?

La imagen de arriba es de un viaje de mochilero reciente a las Sierras en California. Un amigo mío y yo tenemos un ritual anual de dos semanas en libertad. No creo que haya nada como mochilear, ni siquiera acampar en un automóvil. Permite la inmersión total en la naturaleza, sin recepción de teléfono celular, correo electrónico, ruido de automóvil o incluso contaminación lumínica. No hay nada que hacer salvo convertirnos en lo que ya somos: seres naturales que forman parte de un ecosistema más grande que a veces olvidamos.

Mochilero no es para todos, pero soy un firme creyente de que todos necesitamos alguna actividad o ritual para superar la estática que llena nuestra vida cotidiana y ahoga la voz suave y apacible de nuestra alma. Mi comprensión de las enseñanzas místicas es que no es accidental que algunas veces estemos esclavizados al mundo material. Se supone que debemos quedar atrapados en el arduo trabajo de la vida, de ganarse la vida, apoyar a una familia, ir a las prácticas de fútbol y lavar los platos después de la cena. Estas actividades y cómo las manejamos son una parte significativa de nuestro currículo espiritual.

Pero para apreciar adecuadamente las vidas en las que vivimos, creo que tenemos que programar regularmente el horario para salir a tomar aire. De lo contrario, es como si estuviéramos nadando bajo el agua, luchando contra la turbulencia de nuestras vidas, sin siquiera obtener una perspectiva de hacia dónde nos dirigimos.

Muchas personas usan la terapia para este propósito, un ritual semanal donde dejan sus trajes de supervivencia durante 50 minutos e intentan volver a conectarse con quienes nacieron para ser y hacer los ajustes micro y macro que son necesarios para mantener el rumbo. Otros hacen ejercicio, otros meditan, otros caminan durante unas horas en un parque cercano.

No quiero que esta publicación sea una más si no lo haces, una forma más de reconocer que no estás haciendo las cosas que un experto externo te dice que se supone que debes hacer. Ese tipo de vergüenza sutil no hace nada para ti, excepto hacer que el buen trabajo ya lo estés haciendo más duro.

Pero sí quiero invitarte a prestar atención a cualquier señal que intente decirte algo, invitarte a una conexión más profunda contigo mismo. Todos debemos aprender a sintonizar con la frecuencia de nuestras almas, a confiar en los mensajes que nos llegan. Confiando y respondiendo a estos mensajes, la señal se vuelve más fuerte.

No soy una de esas personas que evita el mundo cotidiano. Busco vivir en él, no aparte de eso. Lo que sugiero es menos acerca de dejar el mundo que desarrollar una conciencia estereoscópica de él. Sumérgete en los deberes de tu día y busca el lugar donde puedas trascender estos deberes. Invito a los lectores a comentar a continuación sobre maneras confiables en que encuentran encontrarse a sí mismos mientras viven sus vidas, métodos que deben seguir para seguir. ¿Quién sabe? Tal vez su método elegido será justo lo que otra persona necesita escuchar.