Cuando pierdes a alguien que amas -justo por su muerte o el final de una relación- puede sentir que tu corazón se está rompiendo. En 2004, Karen Unruh-Wahrer, de 45 años, murió después de ver el cuerpo de su hijo, Army Spec. Robert Unruh, asesinado en una emboscada en Irak. Uno de sus colegas concluyó: "Murió de un corazón roto". La investigación sugiere que la expresión "con el corazón roto" es más que una metáfora. En casos extremos, las noticias de una pérdida repentina pueden dar como resultado el síndrome de takotsubo o cardiomiopatía, que se cree que es la reacción del corazón a un aumento de las hormonas del estrés causadas por un evento emocional intenso. A pesar de que no hay evidencia de bloqueo de las arterias del corazón, el ventrículo izquierdo del corazón se agranda temporalmente mientras el resto del corazón continúa funcionando, a veces con contracciones más fuertes. Sin tratamiento, el corazón puede no bombear suficiente sangre, lo que lleva a la muerte. Mientras que casi el 95 por ciento de los pacientes experimenta una recuperación completa dentro de las 4 a 8 semanas, pueden ocurrir complicaciones y los síntomas pueden reaparecer.
La investigación sugiere que la sensación de que su corazón duele físicamente cuando experimenta angustia emocional puede deberse a mecanismos fisiológicos comunes compartidos por el dolor físico y social. Los estudios que utilizan la resonancia magnética funcional han demostrado que las áreas del cerebro involucradas en los componentes sensoriales del dolor físico se activan cuando las personas piensan sobre el dolor emocional del final no deseado de una relación romántica. Los investigadores concluyen que una representación somatosensorial común en el cerebro subyace a la pérdida emocional y al dolor físico. Entonces, cuando su corazón se está rompiendo, puede experimentar dolor físico junto con los problemas cognitivos y emocionales que acompañan a la pérdida. Junto con la tristeza, el anhelo, la ansiedad, el resentimiento, la impotencia o la desesperanza, es posible que pierda confianza en sí mismo y comience a cuestionar sus juicios y comportamientos. Es posible que no sienta la felicidad que alguna vez tuvo en cosas que había disfrutado. También puede experimentar cambios físicos como insomnio, fatiga, dolor muscular y dolor de corazón.