Demasiado se rompió para romper

Llámame optimista, pero en medio de todas las horrendas noticias económicas, veo un lado positivo. A pesar de que las vidas de las personas se ven amenazadas por la pérdida de empleos, las ejecuciones hipotecarias y el tener problemas para llegar a fin de mes, cada vez más parejas optan por permanecer juntas y hacer que sus matrimonios funcionen. ¿Por qué? Porque tienen que hacerlo, es por eso. Las parejas simplemente no tienen suficiente dinero para contratar abogados, participar en batallas legales prolongadas o incluso vivir en lugares separados. En resumen, se quedan juntos por el dinero. "Razón poco romántica, desagradable para aguantar", ¿dices? Tal vez, pero no salte a conclusiones apresuradas. Aunque las dificultades financieras no pueden ser el único factor que une a dos personas, sin duda puede ser un buen punto de partida.

Ojalá tuviera un dólar por cada vez que una pareja en mi práctica decide permanecer unida simplemente por razones pragmáticas -el bien de los niños, razones profesionales, miedo a estar solo o incluso falta de motivación para iniciar un proceso de divorcio– y con el tiempo, las cosas en su matrimonio mejoran hasta el punto en que existe una gran sensación de alivio por haber evitado por un estrecho margen el desastre conyugal. Sería rico independientemente si tuviera. Pero no solo tome mi palabra para eso.

En el libro muy respetado y completo de Maggie Gallagher, The Case for Marriage, ella destaca un interesante estudio que apoya la idea de desacelerar las cosas cuando se considera el divorcio. A las parejas que informaron que sus matrimonios estaban en la parte inferior de la escala de satisfacción matrimonial se les pidió que calificaran sus matrimonios nuevamente cinco años después. El estudio encontró que el 80% de estas parejas informaron puntajes altos de satisfacción marital. ¿Por qué los cambios? No estaban del todo seguros, sin embargo, parece que aguantar allí para bien o para mal, sin mencionar que es más rico o más pobre, puede ser una espera que valga la pena.

Entonces, yo, por mi parte, soy todo para los badenes de velocidad en el camino del divorcio. Pero no se equivoquen, no estoy proponiendo que las personas permanezcan juntas y sean miserables. Simplemente estoy convencido de que los matrimonios con problemas pueden transformarse en grandes que pueden ser la mayor recompensa de todas.

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